Washington. EFE. La nueva ronda de negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) concluyó ayer con avances técnicos, aunque matizados por la cautela expresada al reconocerse que requiere de un empuje de alto nivel político para dar un paso más.
Las conversaciones pretenden recortar los aranceles y aproximar diferentes regulaciones técnicas entre la UE y EE. UU., para crear el mayor acuerdo comercial del mundo (supondría el 50% de la actividad económica global) .
Al cierre de la semana de encuentros, ayer viernes, los jefes negociadores, Dan Mullaney, por parte de Estados Unidos, y el español Ignacio García Bercero, por la europea, reiteraron ayer que el proceso aún llevará su tiempo.
“La sustancia prevalecerá sobre el tiempo”, aseveró Mullaney ante los periodistas, en la sede del Club Nacional de Prensa de Washington, al ser consultado por los plazos que tomará el acuerdo.
Aunque no se ha planteado un límite concreto para concluir las conversaciones, lo cierto es que la idea de inicio es que se pudiera contar con un borrador de trabajo definitivo para finales de este año o comienzos del 2015.
Ambas delegaciones reconocieron que el borrador no estará listo para estas fechas y, ahora, se trabaja con la idea de contar con un documento final para 2016.
Mullaney advirtió de que los avances técnicos tienen que ir respaldados por un empujón de alto nivel político. Se mostró esperanzado de que este llegue con la constitución definitiva de la Comisión Europea (CE), cuyos comisarios están en proceso de ratificación.
Sin embargo, precisamente en una de estas audiencias, la comisaria designada de Comercio, la sueca Cecilia Malmström, agregó dudas al asegurar, esta semana, que es necesario un nuevo comienzo de las conversaciones comerciales.
Como punto en discusión, Malmström remarcó que no descarta que el mecanismo de protección del inversor y la solución de controversias inversores-Estados (ISDS, por sus siglas en inglés), se quede fuera del texto.