El número de beneficiarios de las ayudas otorgadas por el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) aumentaron un 20% en los últimos cinco años.
La entidad entregó 245.000 subsidios a familias y personas el año pasado; es decir, 40.000 más frente al 2010, según datos brindados por solicitud de La Nación .
La mayor atención generó un crecimiento del 37% en el gasto de asistencia social en el último lustro, de acuerdo con la liquidación presupuestaria de la institución ante la Contraloría General de la República.
El IMAS destinó ¢126.000 millones a sus programas durante el año pasado; esto es, un 37% más respecto al 2010, cuando fueron ¢91.700 millones.
El IMAS tiene como mandato legal resolver el problema de la extrema pobreza en el país, para lo cual ejecuta proyectos de asistencia social.
En extrema pobreza están las familias que, mensualmente, tienen un ingreso inferior a los ¢94.000, según la Encuesta Nacional de Hogares 2014 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En Costa Rica, el 6,7% de los hogares; es decir, 95.000 familias (345.000 personas), estaban en esa condición el año pasado.
En el 2010, había 74.000 familias en extrema pobreza, o sea, 296.000 individuos.
El IMAS cuenta con seis programas de subsidios, dirigidos a la atención de familias y personas pobres.
Avancemos y Bienestar Familiar son los planes con la mayor cantidad de beneficiarios. El primero promueve la permanencia de estudiantes en el sistema educativo, para lo cual da becas individuales de ¢22.500 a ¢35.000 al mes.
Bienestar Familiar brinda un subsidio económico de ¢75.000 al mes para satisfacción de las necesidades básicas de alimentación.
Razones. El alza de beneficiarios se fundamenta en que más personas acuden a la institución en busca de auxilio económico y porque hay más presupuesto disponible, explicó Carlos Alvarado, ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social y presidente ejecutivo del IMAS.
“La pobreza por ingreso está estancada, en el orden del 20% (de los hogares), y el crecimiento vegetativo de la población hace que sean más personas en pobreza. Entonces, sí hay más gente acercándose a la institución y a las que se les ayuda”, dijo Alvarado.
Por su parte, el investigador Pablo Sauma catalogó de considerable el aumento en el número de beneficiarios, lo cual refleja la mayor demanda de los servicios de la entidad.
Sauma explicó que, pese a las deficiencias en algunos programas, sin las ayudas del IMAS, la pobreza extrema de Costa Rica sería casi un 1% mayor; es decir, estarían en ese grupo unos 15.000 hogares más.
El investigador fue uno de los redactores del informe, del 2014, Reducir la pobreza es posible, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Tal estudio criticó que no todas las ayudas del IMAS van a hogares pobres.
Distribución. Para atender a los beneficiarios, la institución autónoma tiene subdividido el país en 10 regiones.
En los últimos cinco años, el 35% de las ayudas otorgadas se concentraron en la Región Brunca y en las áreas Noroeste y Suroeste del área metropolitana.
En la Región Chorotega fue donde más creció el número de ayudas entregadas. El aumento promedio anual fue del 8%, según los datos del IMAS.
Por el contrario, en la Huetar Atlántica disminuyó la cantidad de beneficios otorgados en los últimos dos años.
Alvarado dijo que procuran que las ayudas brindadas sean un “espejo” de la distribución de la pobreza en el país. Por eso, reforzaron el presupuesto en Limón. La entidad social está actualmente en un proceso de depuración de sus programas, pues ignora la condición del 75% de las familias que reciben ayudas.
Para Jorge Vargas, director del Programa del Estado de la Nación, la coincidencia con las zonas de mayor pobreza del país, no garantiza la atención de las personas más necesitadas.
“A punta de políticas de combate a la pobreza, no es realista esperar disminuciones sustanciales en los distintos tipos de pobreza; para ello se requiere el aporte sustantivo de las políticas sociales universalistas y del mercado de trabajo”, recalcó Vargas.
El investigador detalló que, en general, los programas de ayudas estatales son eficientes; sin embargo, no para lo que se necesita y se demanda en el país.