AFP y Redacción. Montevideo y San José Los uruguayos recibieron el 2017 con la entrada en vigor de un ajuste fiscal que subirá impuestos a sueldos y jubilaciones, y contempla un fuerte incremento de tarifas a la electricidad y los combustibles.
La reforma se suma así a otros cambios en esa dirección observados en la región latinoamericana: Colombia también empezó el año con un aumento al Impuesto del Valor Agregado (IVA), que pasó del 16% al 19%.
En Uruguay el ajuste se había anunciado el año pasado y fue aprobado en la ley de presupuesto por el Congreso, donde el gobernante Tabaré Vázquez cuenta con mayoría absoluta.
Las reformas incluyen un aumento en dos impuestos (el de renta de las personas físicas y Asistencia a la Seguridad Social), modificaciones al Impuesto de Renta de Actividades Económicas y una rebaja al IVA de 20% a 18% en las compras con tarjetas bancarias de débito.
La medida busca aumentar los ingresos de las arcas públicas a un neto de $355 millones en un contexto de déficit fiscal del 3,6% de la producción. Aún así, el país quiere mantenerse en la codiciada categoría de “grado inversor” que las calificadoras le asignaron en el 2012.
Los cambios también provocarán que algunos sueldos se verán recortados entre 4 y 6%.
Además, a partir de la medianoche de ayer, empezó a regir un aumento del precio de los combustibles, que además ya son los más caros de la región.
El incremento es de 8% de los precios que fija la empresa estatal Ancap, que tiene el monopolio de la refinación y distribución de carburantes en un país importador neto de petróleo.
Otros servicios públicos brindados por el Estado como la electricidad y el agua subirán en montos similares (7,5% la energía y 8% el abastecimiento de agua que, además, tendrá un ajuste de más de 7% por la capacidad contratada).
En 12 meses a noviembre, Uruguay registraba una inflación de 8,1%, pero los salarios aumentaron un 10,77%.