La tendencia al alza que registra el precio del dólar desde abril pasado se verá reflejada en un aumento en el precio de los bienes y servicios, en las tasas de interés en colones y dificulta la situación fiscal.
Aunque la semana pasada el precio de la divisa fue volátil, y bajó tras el anuncio del Banco Central de una posible intervención, la tendencia es al alza y según el Banco Central, hay motivos para que así sea.
Uno es el incremento en el precio de las materias primas, entre ellas el petróleo, que hace que la demanda de divisas sea mayor y otra que ni el año pasado, ni este, el Gobierno recibió los $1.000 millones que obtuvo cada año entre 2012 y 2015 por la colocación de deuda en el extranjero.
El mensaje claro del Banco Central es que no va a permitir variaciones abruptas.
Regulados y no regulados
En el caso de los precios de los bienes y servicios regulados por ley, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) explicó que todos los sectores regulados (energía, agua y transporte) se ven afectados en mayor o menor medida, de forma directa o indirecta, por las variaciones en el tipo de cambio.
El impacto llegaría tanto por el incremento que puede significar en el costo de sus importaciones para producir, como por el financiamiento que las empresas tienen en la divisa.
En lo referente a los combustibles, Luis Carlos Solera, jefe Estudios Económicos y Financieros de Recope, explicó que los estudios extraordinarios de precios se realizan el segundo viernes de cada mes y consideran el precio promedio de los combustibles y el tipo de cambio de los últimos 15 días. La próxima revisión será el 9 de junio.
Solera comentó que los precios internacionales de los combustibles tienden al alza y junto con la tendencia del tipo de cambio se da un doble efecto para los valores en el país.
En las tarifas de los buses y taxis se hacen dos revisiones extraordinarias al año, cuando se valoran los costos externos de las empresas, como combustibles e insumos.
En cuanto a la electricidad, se realizan ajustes trimestrales por concepto del costo variable de combustible.
Entre los precios de los bienes no regulados están los que están expresados en moneda extranjera, como los de los vehículos o paquetes turísticos.
José Carballo, presidente a la Cámara Costarricense Automotriz, comentó que un incremento de ¢40 en el precio del dólar, por ejemplo, para un auto que cuesta $10.000 son unos ¢400.000 de más.
En otros bienes y servicios regulados el incremento puede llegar por el mayor costo de las importaciones, de los combustibles o por el financiamiento en divisas de las empresas.
“El incremento del tipo de cambio (...) afecta a la gran mayoría de la industria alimentaria nacional, que es usuaria de materias primas importadas”, dijo Mario Montero, vicepresidente ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria.
En tasas y déficit
Si el incremento en el precio del dólar se traduce en un aumento generalizado de precios, entonces disminuyen las tasas reales (los rendimientos de las inversiones alcanzan para comprar menos) y eso presiona al alza las tasas de interés nominales en colones.
Además, el Banco Central ha aumentado tres veces este año su tasa de política monetaria (la que aplica a los bancos) con el fin de ayudar a hacer más atractivos los ahorros en colones frente a los de dólares.
Una mayor devaluación y mayores tasas en colones afectan el déficit fiscal.
El ministro de Hacienda, Helio Fallas, comentó que la deuda externa del Gobierno no es muy alta.
Según el informe de coyuntura económica mensual del Banco Central, a febrero del 2017, la deuda externa del Gobierno Central representó un 22,9% del total y la deuda en moneda extranjera (incluye la deuda en dólares que se coloca dentro del país) un 37,5%.
En la deuda interna, explicó Fallas, el impacto de las tasas depende del saldo que está a tasa fija y a tasa variable.
Según el Informe del Banco Central, a febrero del 2017, el 47,9% de la deuda interna está colocada en instrumentos de tasa fija en colones.