La política comercial aplicada por la actual administración se delineó con claridad en el 2007, cuando, como grupo político, el Partido Acción Ciudadana (PAC) estuvo del lado del NO al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Por eso, no es de extrañar que hoy, como Gobierno, acuda a los instrumentos comerciales acordados en su afán de promover la economía interna y responda a solicitudes de grupos que se sintieron olvidados en otras administraciones.
Y la polarización del país con el referendo (51,6% de electores votó a favor del acuerdo comercial y un 48,3% lo rechazó) parece reproducirse hasta hoy, ante medidas como el bloqueo sanitario a la importación de aguacate de México o la salvaguardia o aumento de aranceles al arroz sin cáscara de Suramérica.
Las decisiones son también polémicas, porque no van en la línea de la política comercial de los últimos 20 años.
“Si en anteriores gobiernos no se hacía cumplir la ley, no puedo responder por eso. Ahora, nosotros sí la vamos a aplicar”, ha dicho el ministro de Agricultura y Ganadería, Luis Felipe Arauz.
Del lado contrario, hay preocupación por la reacción de los socios comerciales.
“El Gobierno, me parece que quizás, por razones ideológicas, está poniendo barreras a las importaciones que van más allá de las tasas de protección (en algunos casos bastante altas) que el país ha ido acordando, administrando y defendiendo en el pasado, y las cuales obedecen a una cierta lógica”, comentó el exministro de Comercio Exterior (Comex), Alberto Trejos.
Referencias. Durante la campaña para el referendo, del 7 de octubre del 2007, el líder del PAC, Ottón Solís, manifestó que ese tratado se debía renegociar. Él y los diputados de entonces tuvieron una férrea oposición a proyectos de ley que conformaron lo que se llamó agenda paralela al TLC.
A partir de ese momento, que marcó la cúspide de la estrategia comercial de Costa Rica, el PAC como partido y ahora al mando del Poder Ejecutivo, se ha mantenido en esa línea.
Sus legisladores se han manifestado en diversas ocasiones contra la negociación de otros TLC y contra una apertura comercial, que llaman acelerada.
La actual administración recibió un apurado proceso para la adhesión de Costa Rica al grupo de países de la Alianza del Pacífico. Pero manifestaciones en contra de los sectores agrícola e industrial llevaron a quitar el pie del acelerador. Ahora, ese proceso todavía está en consultas.
La Alianza del Pacífico está formada por México, Colombia, Perú y Chile. Costa Rica tiene TLC con esos países (el de Colombia está aprobado y pendiente de entrar en vigencia) y la preocupación es que con la Alianza, la apertura vaya más allá de lo acordado con cada nación.
El cierre a las importaciones de papa industrial de EE. UU. y Canadá; la inspección de plantas productoras de alimentos de origen animal en Chile; la solicitud de poner un impuesto a la carne de cerdo chilena, son medidas que, reconoce Arauz, en el fondo pretenden dinamizar la economía interna.