Paso Canoas. En esta comunidad conviven dos mundos comerciales. En el lado tico, hay edificios sin mantenimiento, caos vial, ausencia total de demarcación de tránsito y calles en mal estado. Una situación muy diferente se observa en el sector panameño.
Aquello es Costa Rica y esto Panamá, separados apenas por unos metros, nos mostró Pablo Valle, presidente del Comité Cívico de Paso Canoas, al lado del edificio de la aduana panameña.
La modernización del comercio panameño, con grandes negocios ya funcionando y otros en construcción para una pronta apertura, convierten a esta comunidad fronteriza en un imán para clientes costarricenses.
Se calcula que unos 250.000 llegan cada año desde diversas partes del país. Solo el 24 de diciembre pasado, había entre 6.000 y 7.000 personas en ese punto, según comerciantes y dirigentes.
En el lado panameño, Mohammad A-odeh, dueño del Jerusalén Mall, dice que la competencia comercial, más que la demanda, los obligó a modernizarse.
Mientras, Ronald Ruiz, dueño del hotel, cabinas y ferretería Romy, alega que no pueden darle mantenimiento a los edificios, pues no se han titulado las tierras ticas en la frontera y se queja de la desatención del Gobierno.