Las cifras positivas que año con año reporta la industria turística son una buena base para preguntarse si en el mundo, y en particular en Costa Rica, se está haciendo lo suficiente para que esta actividad alcance un umbral de sostenibilidad económica que se equilibre con resultados igual de favorables en lo social y medioambiental.
En el ámbito global, el 2016 fue un año estupendo para el turismo. Las llegadas internacionales subieron casi 4% en comparación con el 2015 y se encadenó el sétimo crecimiento anual consecutivo. La Organización Mundial del Turismo (OMT) calcula que 1.235 millones de personas visitaron otro país, 3,8 veces la cantidad de habitantes de Estados Unidos.
En consonancia, Costa Rica logró un robusto crecimiento. La cantidad de visitantes llegó casi a los 3 millones, 10% más respecto al 2015, o lo que es igual, 264.000 personas extra.
En el 2016 llegaron más vuelos y hubo un 13% más de divisas por turismo, hasta los $3.680 millones. Hoy cada turista gasta más, se queda más días y la actividad da empleo a unas 150.000. Si este año crecemos el 4% que estima como promedio la OMT, sumaremos 120.000 visitantes, y así triplicaremos la cifra que recibíamos en 1999.
Pero así como se reconoce que el turismo trae toda esta cadena de beneficios, también es necesario superar el mito de la “industria sin chimeneas”.
La actividad presiona el consumo de agua fresca, sobre todo en lugares donde el recurso puede ser escaso. Existe una discusión intensa sobre la inequidad en el uso del líquido entre locales y visitantes, en países en desarrollo, que puede derivar en situaciones de conflicto entre la población y los proyectos de inversión. La inadecuada disposición de las aguas residuales también es capaz de provocar impactos en el medio ambiente, y ni se diga del tratamiento de los desechos sólidos.
Este 5 de abril, el Foro Económico Mundial publicó su Reporte sobre Competitividad en Viajes y Turismo 2017, y aunque Costa Rica mejoró cuatro puestos (de 42 a 38), persiste una brecha entre la buena calificación cuando se miden la valía de los recursos naturales (5,43 de 7 puntos posibles), la infraestructura turística (5,33) y la prioridad de esta actividad (5,22), y la nota “regularzona” en sostenibilidad ambiental (4,59).
Editor de Economía de La Nación. Egresado de la Licenciatura en Periodismo de la UCR. Máster en Gerencia de Proyectos del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Ejerce el periodismo económico desde 2002. Fue redactor de medios especializados como Capitales.com y El Financiero; en este último también se desempeñó como editor en jefe.
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