Es irónico (por no decir cruel), cómo muchos deudores en colones quedaron atrapados entre los damnificados del reciente sismo en el mercado cambiario.
El Banco Central, en su afán por restituir el premio por invertir en moneda local y frenar el éxodo de ahorrantes hacia las inversiones en dólares, comenzó a presionar las tasas de interés en colones de manera acelerada, con resultados visibles.
La tasa básica pasiva sumó el jueves pasado su quinto aumento consecutivo en un mes, lo que significó un incremento acumulado de 1,15 puntos porcentuales hasta llegar a 5,70%.
Este indicador es la principal referencia para créditos en colones y se calcula que a él están asociadas muchas de las 2,4 millones de operaciones con interés ajustable que existen en el sistema financiero nacional.
Si una familia debe ¢35.000.000 al banco (20 años plazo) y sus intereses se calculan con base en la tasa básica pasiva más un premio de cuatro puntos porcentuales, su tasa total subirá de 8,55% a 9,7%, y su cuota mensual, de ¢305.000 a ¢331.000, es decir, ¢26.000 más por mes.
Está claro que la decisión del Central de vender parte de sus reservas y presionar al alza los intereses para suavizar la tendencia del dólar, responde al objetivo prioritario de lograr una inflación baja y estable, que mantenga el poder adquisitivo de las familias. También es un hecho que las tasas en colones estaban predestinadas a subir este año, así que la discusión es más por la velocidad y magnitud de los incrementos.
En varias oportunidades , el Central ha manifestado su preocupación por la alta dolarización financiera del país, en especial en los créditos, pues es arriesgado para el sistema financiero y merma la eficacia de su política monetaria. En junio del año pasado los préstamos en dólares crecieron casi 14% respecto a junio del 2015, y el emisor anunció medidas para frenar esta tendencia, lo cual se logró.
Deudores atentos a este tipo de mensajes y sensibles al riesgo cambiario, siguen la receta de tener sus pasivos en la misma moneda que sus ingresos, y se inclinan por endeudarse en colones, pese a que el costo resulte comparativamente más alto.
Sin embargo, este refugio será en vano si futuros movimientos abruptos del dólar se repelen con subidas abruptas en las tasas de interés en colones.