Nos enseñan en las escuelas de Economía a trabajar con números promedio, entendido este como la división entre los valores de una serie entre el número total de datos.
En economía se estila presentar los datos como promedios y se les suele llamar ingresos o salarios per cápita, cuando se compara un dato con el total de la población de un país.
El problema es si hay valores extremos, hacia arriba o hacia abajo del valor que más se repite, que puede llevarnos a conclusiones erróneas. Para demostrarlo, tomé la información de la última Encuesta Nacional de Hogares de julio 2015, producida por el Instituto Nacional de Estadística y Censos. (INEC)
En el país se reportan 4,8 millones de habitantes en 1,46 millones de hogares, lo cual nos da un promedio de 3,3 personas por hogar. Existen dos millones de personas ocupadas, por lo que el promedio son 1,4 ocupados por hogar. Los ingresos mensuales totales por hogar se estiman en $1,9 miles y por persona, de $576. La tasa de desempleo promedio del país es de 8,5% y en la zona rural es 9,2%.
Si alguien gobernase el país por promedios, podría llegar a conclusiones erróneas y tomar medidas de política no efectivas con el propósito bien intencionado de mejorar el bienestar general de la población pero, especialmente, de las familias más necesitadas.
Si tomamos la misma información del INEC, pero la dividimos por quintiles de hogares, según sus niveles de ingreso (dividir la población en cinco partes iguales), siendo el primer quintil el de más bajos ingresos y el quinto, el de más altos ingresos, tendríamos que la cantidad de hogares por quintil de ingreso es la misma, somos 292.000 por quintil, pero en el quintil más bajo, viven 3,6 personas por hogar; 0,8 ocupados por hogar; ingreso mensual promedio de $360, ingreso por persona de $100, desempleo del 27% y de 29% a nivel rural.
Por el contrario, en el quintil más alto, existe la misma cantidad de hogares, 292.000, pero viven 2,7 personas por hogar, 1,6 ocupados por hogar, ingreso mensual promedio de $4.700, ingreso por persona de $ 1.740, desempleo del 1,8% y en zona rural, de 1,9%.
Espero que con este ejercicio podamos darnos cuenta de que Costa Rica es cada vez más desigual en cuanto a ingresos, llegando solo 3,9% de los ingresos anuales totales del país al quintil más bajo y concentrándose un 50,4% en el quintil de ingresos más altos.
Debemos resolver con urgencia el desempleo, con la promoción de esquemas de reactivación económica, sobre todo en zonas rurales, y con reformas tributarias progresivas, pues debemos aprender que vivir en “el país más feliz del mundo” implica pagar un costo en beneficio de clases más necesitadas.
Ojalá que a aquellos que les corresponde tomar decisiones, en el sector público; privado; sindicatos y partidos políticos, los ilumine el Ser Supremo, para lograr un acuerdo país que nos permita salir airosos de esta coyuntura y trabajar no con base en promedios, sino en valores segmentados.