Formular planes no es difícil. Ejecutarlos sí que lo es.
Ejecutar bien es cosechar resultados habitualmente. La cosecha de resultados no es privativa de ninguna profesión. Ni de cuánto ha estudiado una persona.
Pienso que hay algunos lineamientos útiles para juzgar esa capacidad de producir resultados.
A mí que me cuenten lo que han logrado, grande o pequeño, formal o informalmente, solos o acompañados, en empeños lucrativos o no. No hay que confundir la parla con la ejecutividad. Ver para creer. No crea en promesas. Exija prendas.
Y si usted quiere mejorar su capacidad para cosechar resultados, sepa que todo toma más tiempo que el programado. Y que hay muchas formas de que algo salga mal y unas pocas de que salga bien.
No juegue de vivo. Sea transparente. Diga la verdad. Y esté dispuesto a pagar el costo. La manipulación es un camino sinuoso.
Cuando vaya a actuar para la gradería, recuerde que la mayor parte de la gente no está en el estadio. Apunte a satisfacer a los clientes (y a los votantes) exigentes. No a los complacientes.
Diferencie consenso de unanimidad. Se pueden lograr cosas aun contra una oposición robusta. Valore los juicios que difieran del suyo.
Si va a pagar por una alianza hoy, piense cuánto valdrá mañana. Toda alianza moviliza enemigos. No es igual verla venir. Y si pudo con guitarra, tal vez no pueda con violín. Ante un problema complicado, aunque nada parezca posible, siempre hay algo que lo es.
Sin un equipo de trabajo, poco se puede lograr. Cada quien en el equipo, tiene su agenda personal. No hay equipos unánimes. Todo acuerdo al que no se le de seguimiento, se convierte en una hablada.
La acción eficaz es como la agricultura: escoger la semilla, dónde sembrarla, cuidarla y esperar. Fallamos en el cien por ciento de lo que no intentamos. Fallar, fracasar, es parte de la naturaleza de la acción. Se opera dentro de un sistema. Muchos sistemas están diseñados para que nadie se salga con la suya. No para ser eficientes. Decodifique el sistema y si es posible gánele el pulso.