Expertos del Observatorio Vulcanológico y Sismográfico de Costa Rica (Ovsicori) explicaron ayer que todavía no están seguros de que el terremoto de este miércoles sea el que se esperaba para la península de Nicoya.
Estudios presentados desde hace varios años por científicos como Marino Protti anunciaban un terremoto para Nicoya de entre 7,7 y 7,9 grados, pero sin dar una fecha específica. Protti ha dicho que los registros de los últimos 200 años indican que, cada 50 años, en esa zona se registra un sismo de gran magnitud. El último de este tipo fue en 1950.
Protti señaló que aún no están seguros de que el terremoto de ayer haya liberado la energía que se supone que debe liberar el que él ha anunciado. Para ello, necesita analizar detalladamente la información de, al menos, diez estaciones sísmicas, pero, al final de la tarde de ayer, solo había logrado procesar la de seis estaciones.
Protti, para obtener más información, tenía programado dirigirse a la zona de Nicoya, a las 5 a. m. de hoy.
Tampoco está del todo seguro de que las zonas impactadas por el sismo de ayer son las que debieron afectarse según su previsión.
“Cuando tengamos, precisamente, el valor de la zona de ruptura del sismo y nosotros podamos afirmar que este terremoto deslizó una porción importante de la falla, uno puede decir que no quedó deslizamiento suficiente para generar otro terremoto de magnitud similar o superior”, explicó Protti a La Nación.
En caso de que logre confirmar que este sismo es el anunciado por él, ya sabe en qué consistirá el trabajo desde ahora.
“En este momento la falla ha sido debilitada por un deslizamiento importante, y va a haber muchas réplicas, pero llegará un momento en que comenzará a acoplarse. Ese va a ser un momento muy importante desde el punto de vista científico, pues va a comenzar nuevamente un ciclo sísmico para los siguientes 50 o 60 años. Ese proceso es muy importante de documentar y, por eso, es básico dejar los instrumentos ahí”, añadió el sismólogo.
“Quedan otras zonas en donde se podrían hacer trabajos similares, porque se conoce que hay sismos con periodos de retorno similares. Por ejemplo, la península de Osa tiene terremotos, más o menos, cada 40 años, y el último fue en 1983; entonces, es una zona donde se podría poner instrumentos para recoger más información sobre este tipo de procesos”, concluyó.
Colaboró la periodista Hulda Miranda.