El proceso de incubación y de aceleración empresarial implica el involucramiento con otros emprendedores que estén atravesando la misma situación.
“Uno de los componentes más importantes es que entre los mismos emprendimientos hay muchísima sinergia y se comparten conocimientos, es gente de diferentes áreas que está disponible porque están compartiendo la misma oficina y pueden ayudar”, comentó Allan Boruchowicz, socio de la aceleradora Carao Ventures.
La incubadora Auge, por ejemplo, tiene una “Comunidad emprendedora” que desarrolló un mercado de trueque comunitario que permite el intercambio de conocimientos y servicios.
Auge, por ejemplo, presta a una compañía de animación $3.000 y, si otra empresa dentro de la incubadora necesita un producto animado para desarrollar su prototipo, entonces la empresa de animación presta el servicio en el mercado de trueque y salda la deuda.
En el caso de UNA-Incuba, el trabajo en conjunto se da tanto con los miembros del programa como con centros de investigación dentro de la universidad.
“Nos reunimos todos los emprendedores en sesiones para ayudarnos, generar ideas y pasarnos contactos”, dijo Daniel Méndez, fundador de Reuti-Piña de la incubadora de la UNA.