A poco de que se cumplan tres años de la entrada en vigencia de la Ley N° 9.028, conocida como ley antitabaco, representantes de hoteles y restaurantes a nivel nacional aún no se dan por satisfechos con la totalidad de los alcances de la legislación.
No poder contar con zonas divididas de fumado y no fumado, hasta tener que prohibir la actividad a pesar de tener áreas al aire libre, son parte de las criticas presentadas por esos sectores ante el Ministerio de Salud.
Jorge Figueroa, presidente de la Cámara Costarricense de Restaurantes y Afines (Cacore), considera que algunas de las obligaciones son excesivas.
“Estamos muy claros que el bien común está por encima de todo y, si hay una norma, hay que respetarla, y así lo hemos hecho, pero sí se está negociando con el Ministerio para incorporar posibles modificaciones al reglamento”, comentó Figueroa.
Y es que, pese a que los hoteles quedaron por fuera de los lugares donde se prohíbe fumar (solo se incluyen las habitaciones), estos no han permanecido fuera del foco de atención.
Gustavo Araya, presidente de la Cámara Costarricense de Hoteles, mencionó cómo esos negocios han tenido que enfrentar órdenes sanitarias de las autoridades regionales, luego de ver a huéspedes fumando, por ejemplo, en los parqueos.
Además, muchos centros de hospedaje tienen bares y restaurantes donde, según el texto de la ley, sí deben de respetar las exigencias establecidas.
“Imagínese una propiedad de 1.800 hectáreas en Guanacaste y que tenga un hotel que está en el centro, y que a un huésped se le pida salir hasta la calle a fumar, teniendo zonas públicas para poder hacerlo y hasta estando eximidos de hacerlo”, agregó Araya.
Cambios. La Cámara también ha mantenido negociaciones con las autoridades para alejarse de las interpretaciones de los artículos de la ley y que estas queden detalladas en los reglamentos.
“La ley no se creó para prohibir el fumado. Hemos querido evitar tener que llegar a instancias como la Sala Constitucional, que puedan traer abajo la ley, y eso sí que le haría un gran daño al país”, concluyó Araya.
La Nación consultó en el Ministerio de Salud si han recibido a representantes de los sectores y si están anuentes a renegociar algunos de los señalamientos, pero no hubo respuesta.
Pese a eso, el disgusto de los empresarios dista de ser por motivos económicos, pues los efectos de la ley no han calado en las ganancias ni en la visitación de los comercios en general.
El restaurante de comida mexicana la Fonda Azteca es un ejemplo de ello. A pesar de la ley, la visitación se ha mantenido.
“Nosotros anteriormente permitíamos que la gente fumara en las terrazas o sectores designados al restaurante que considerábamos no molestaran a los demás clientes. Al pasar la ley, y por el tipo de negocio que tenemos, que es familiar, no nos ha llegado a afectar”, dijo el gerente de Operaciones, Alejandro Miguel.
Sin embargo, el empresario estimó que algunas de las normas se extralimitan.
“Debería de depender del giro del negocio y establecer leyes un poco menos restrictivas, pero siempre controladas”, manifestó Miguel.