Washington EFE El Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó ayer una bajada de salarios de hasta el 10% en dos años en España en el marco de un ambicioso pacto social para corregir un escenario adverso hasta el 2018, año en que el paro seguirá por encima del 25% y en el que el déficit bajará por primera vez del 3%.
A cambio de la reducción salarial, los empresarios deberían comprometerse a significativos aumentos de la contratación, mientras que el Gobierno contribuiría a esta dinámica permitiendo una reducción de las contribuciones a la Seguridad Social de alrededor de un 1,7%.
“La probabilidad de encontrar un trabajo fijo en España sigue siendo muy baja y la de perder un trabajo temporal muy alta” , asegura el organismo.
Si se aplican sus recomendaciones, el Fondo considera que el paro caería en España entre un 6% y un 7% hacia 2016 y el Producto Interior Bruto (PIB) podría aumentar un 5% en el período de tres años en el que aplica sus proyecciones.
El Fondo, que publicó ayer su informe anual sobre la economía española, no prevé, con la política actual, una mejora significativa en los próximos cinco años, aunque reconoce que los principales desequilibrios se están corrigiendo con rapidez y se han aplicado reformas decisivas en los sectores laboral, financiero y fiscal.
El organismo no cree que el desempleo baje del 25% ni siquiera en 2018, después de alcanzar máximos cercanos al 27% en 2013 y 2014, mientras los jóvenes seguirán siendo el colectivo más afectado.
Pese a que la reforma laboral de 2012 es valorada favorablemente por el Fondo, el equipo encargado del informe pide ir más allá, con un aumento de la flexibilidad, reducción de la dualidad (diferencia entre aquellos con trabajo estable y protegido y aquellos en régimen temporal) y una política activa de empleo.
En una teleconferencia, el jefe de la misión del FMI en España, James Daniel, dijo que la reforma laboral funciona, pero si los resultados no son suficientes para reducir el desempleo sería necesaria una nueva.
El Fondo reconoce que este pacto entre sindicatos, empresarios y Gobierno sería difícil de negociar, pero considera que hay méritos para explorar estas opciones y, pese a que aumentaría el déficit en un primer momento, caería rápidamente gracias a los cambios en el IVA.