La Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) pidió prestados ¢60.000 millones el año pasado para dar mantenimiento a la red eléctrica y pagar facturas pendientes con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), debido a problemas de liquidez que arrastra hace dos años.
La estrechez económica de la subsidiaria del ICE generó que aplazaran obras de inversión de su operación regular, confirmó Juan Manuel Casasola, director interino de Administración y Finanzas de la Compañía.
Debido a que los ingresos por la venta de energía son insuficientes para enfrentar sus gastos, la CNFL tuvo que reestructurar su pasivo de corto plazo para mantener el servicio en operación y cumplir con los estándares de calidad exigidos por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), aceptó Casasola.
Detalle. La mayoría del crédito, unos ¢40.000 millones, se usó para pagar al ICE la compra de energía para abastecer a los 546.000 clientes de la Gran Área Metropolitana. Los restantes ¢20.000 millones serán para el mantenimiento operativo regular de la CNFL para el 2017 y parte del 2018.
“Son obras de inversión normales de la red de distribución, generación, comercialización que se han pospuesto a la espera de recursos”, explicó Casasola.
El Banco Popular otorgó la mitad de los ¢60.000 millones prestados. Mientras que el propio ICE le concedió ¢25.566 millones y el Scotiabank, ¢4.434 millones, según los estados financieros de la empresa.
La maniobra financiera permitió a la Compañía reducir el monto de las obligaciones a corto plazo; pero la deuda de largo plazo sí creció 12%.
Las complicaciones financieras de la CNFL se originaron luego de que se cuadruplicara el costo del Proyecto Hidroeléctrico Balsa Inferior, ubicado en a provincia de Alajuela, al pasar de $94 millones, a $361 millones.
La empresa ha debido destinar buena parte de sus ingresos a pagar deudas. Para este año deberá cancelar ¢15.000 millones a tenedores de sus bonos.
La Compañía implementó, en el 2015, un plan recortes de gastos que incluyó una movilidad laboral de empleados y rebaja de las anualidades.
Las medidas generaron una reducción en las pérdidas de la empresa, pues el año pasado cerraron en ¢589 millones, en comparación con los ¢27.000 millones del 2015.
Salvavidas. No es la primera vez que la CNFL acude a su casa matriz en busca de auxilio.
Entre el 2013 y el 2016, la CNFL y el ICE establecieron cinco convenios de financiamiento por un monto total de ¢99.333 millones, según muestran sus estados financieros.
Fitch Ratings señaló, en enero anterior, que el respaldo del Instituto permite a su subsidiaria salir de apuros.
“La CNFL tiene un perfil financiero débil y depende del apoyo que pueda recibir del ICE para obtener cierta flexibilidad financiera”, recalcó la agencia.
Casasola atribuyó el “hueco financiero” de la Compañía a los desfases tarifarios generados por Aresep.
La CNFL apuesta a que la Autoridad Reguladora cargue a tarifas el costo del proyecto Balsa Inferior y, de esa forma, lograr el equilibrio financiero.
Sin embargo, la Aresep no ha aceptado traspasar a los usuarios los sobrecostos derivados de esa iniciativa.