WASHINGTON. AP. A mediados de diciembre pasado, la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos parecía tener un panorama claro cuando subió su principal tasa de interés de referencia desde niveles históricamente bajos y advirtió de la posibilidad de cuatro alzas más en el 2016.
Sin embargo, en este momento, debe evaluar nuevas condiciones globales.
Los asustados mercados financieros, la debilidad mundial y tropiezos en sectores clave de la economía estadounidense han nublado la posibilidad de seguir subiendo las tasas. El reporte laboral de enero, difundido el viernes, complicó más las cosas. Muestra que los salarios han subido y que hay confianza para buscar empleo.
Ahora nadie parece seguro acerca de si vendrán más incrementos de la FED en el corto plazo. Su presidenta, Janet Yellen, hablará ante el Congreso estadounidense esta semana y los inversionistas creen que el banco central subirá las tasas, si acaso, cuatro veces este año.
El miércoles, Yellen detallará la perspectiva de la FED en el primero de dos testimonios semestrales. No queda claro cuánto hablará sobre un posible calendario para subir las tasas. Ella y otros funcionarios de la Reserva han manifestado que su decisión depende de los datos; es decir, que depende de resultados más amplios de la economía.
La producción industrial ha descendido, las ganancias de las empresas han bajado, los inventarios están sobrados, los precios bajos del petróleo ahorcan a las empresas de energía y la debilidad en China tiene inquietos a los inversionistas. Esos datos han sido poco entusiastas desde que ocurrió el primer incremento de las tasas en diciembre pasado.