“Mayores ajustes salariales a la baja en los países más afectados corren el riesgo de ser contraproducentes”, subraya la OCDE en su informe anual sobre el empleo.
Ese riesgo –señala la organización– es particularmente importante en un contexto de inflación próxima a cero, en alusión directa a la situación que se da en la zona euro, porque contribuye poco a la creación de nuevos empleos, mientras que incrementa el riesgo de pobreza y deprime la demanda de los consumidores.
Esta conclusión deriva de la observación de que la significativa moderación salarial que ha habido en muchos países miembros de la Unión Europea, durante la crisis, no se ha traducido totalmente en dinámicas de precios más bajos que promovieran la competitividad y reforzaran la producción y el crecimiento del empleo, argumentó la OCDE.
Es decir, que las empresas no han trasladado la totalidad de las ganancias que obtenían con el recorte de su masa salarial para bajar los precios de sus productos y vender más, en parte, tal vez, porque han preferido dedicar ese dinero a mejorar su rentabilidad, pero también por falta de competitividad en los mercados.
Por eso, para los autores del estudio de la organización, es hora de continuar con las reformas estructurales que hagan saltar los obstáculos a una competencia efectiva en los mercados de productos que permitan sacar beneficios de las hechas en el terreno laboral, y potenciar la generación de nuevos puestos de trabajo.