Washington EFE Las palabras más repetidas de Janet Yellen tras la reunión de la Reserva Federal (FED) la semana anterior fueron un “tiempo considerable” , en referencia al periodo necesario para la eventual subida de tipos de interés en EE. UU., y cuya mera evocación provoca el baile de los mercados.
“Será apropiado mantener el actual rango de tipos de interés por un tiempo considerable antes de que el programa de compra de bonos concluya” , dijo Yellen.
Se refería de esta manera al plan de compra de bonos, actualmente en $15.000 millones al mes y cuyo final está previsto para la reunión de octubre.
Las insistentes preguntas de los periodistas sobre la enigmática duración de ese “tiempo considerable” provocó curiosas respuestas La presidenta del banco central rechazó, en primer lugar, que fuese “un concepto de calendario” .Y agregó, después, que “no hay una interpretación mecánica fija sobre un periodo de tiempo” .
Lo cierto es que es solo una manera de tratar de mantener calmados a los mercados, inquietos ya que ven en el horizonte próximo el final de la era del dinero barato respaldada por la política monetaria ultraexpansiva.
La presidenta de la FED tiene que caminar a menudo como un equilibrista en esta cuerda floja, en la que debe aunar credibilidad y flexibilidad para encarar sobresaltos económicos.
Yellen lo vivió en carne propia en una de sus primeras intervenciones cuando aseguró en mayo que la subida de tipos de se produciría “seis meses” después del fin del programa de compra de bonos.
La exactitud de la fecha expresada por Yellen agitó los mercados bursátiles como si fuese un maremoto, con inmediatas caídas en Wall Street, y la experta economista tuvo que matizar poco después lo dicho aferrándose al flotador del “tiempo considerable” .
El consenso de los expertos sitúa la eventual subida para la mitad de 2015, pero cada vez más analistas apuntan a un alza previa, que podría darse en marzo.
En cualquier caso, el panorama económico es lo suficientemente difuso como para respaldar este enfoque abierto.
Los indicadores en EE.UU. apuntan a una consolidación de la recuperación tras la aguda crisis de 2008, con un paulatino descenso de la tasa de desempleo (del 7,2% de agosto de 2013 a 6,1% en agosto de 2014) y un repunte de la actividad económica del 4,2% en el segundo trimestre del año, tras la contracción del primer trimestre.
Sin embargo, los analistas advierten que la economía estadounidense ha rebajado su tradicional potencial de crecimiento sostenido, que históricamente solía estar por encima del 3% del PIB anual.
De hecho, la propia Fed redujo de nuevo esta semana, por tercera vez en lo que va de año, las proyecciones de crecimiento para EE. UU. a entorno el 2% y Yellen reconoció la persistente “debilidad” en el mercado laboral.
Por ello, no sorprendería que en la próxima reunión del banco central, a finales de octubre, se vuelvan a escuchar referencias a un “tiempo considerable” y se prolongue la incógnita.