Luego de varios años de relativa estabilidad en cuanto a la relación de cambio entre el colón y el dólar, en este año hemos presenciado una variación importante, de aproximadamente el 10%, desde que el tipo de cambio promedio subió de ¢500 a ¢550 por cada dólar.
Esto origina que se vuelva a poner en discusión el tema del tratamiento tributario del diferencial cambiario.
El problema se plantea en los siguientes términos: si el contribuyente tiene deudas en moneda extranjera y el tipo de cambio sube, ¿cabe considerar como gasto la diferencia entre la cantidad de colones que equivalen a la suma de la deuda en dólares antes y después de la variación cambiaria?
Para ponerlo con un ejemplo, si una persona tiene un negocio que adeuda $1.000 y el tipo de cambio pasa de ¢500 a ¢550 por dólar, entonces, su deuda en colones, para efectos de la contabilidad de la empresa, sube de ¢500.000 a ¢550.000. Esos ¢50.000 en que se incrementó la deuda, ¿constituyen un gasto para efectos tributarios?
Pero, si el año siguiente, el dólar baja nuevamente a ¢500, ¿tendría el deudor una ganancia de ¢50.000 por efecto de haberse disminuido contablemente su deuda?
Y esa moneda tiene dos caras, porque si el contribuyente es acreedor de deudas en moneda extranjera y el tipo de cambio sube, ¿cabe considerar como ganancia la cantidad de colones adicionales que equivalen ahora a ese crédito?
Usemos un ejemplo similar: una empresa prestó $1.000 a otra empresa y el tipo de cambio pasa de ¢500 a ¢550 por dólar, entonces, ese crédito, expresado en colones para efectos contables, sube de ¢500.000 a ¢550.000.
Esos ¢50.000, en que se incrementó el crédito, ¿constituyen una ganancia sobre la cual deba pagarse el impuesto sobre las utilidades?
Y si al año siguiente el dólar baja, ¿puede el acreedor utilizar como gasto o pérdida la disminución contable en colones?
La dinámica del problema ha tenido varias fases históricas, porque el tipo de cambio estuvo en ascenso a través del sistema de minidevaluaciones, luego bajó por cinco años y ahora vuelve a subir. Seguiremos con el análisis en la próxima columna.