La depreciación que afronta el colón frente al dólar también tiene repercusiones en las finanzas públicas. No obstante, en el caso del Gobierno Central, el efecto es por doble vía.
Por un lado, puede generar una mayor recaudación de tributos, pues todos los bienes importados aumentan de precio y con ello el monto en impuestos que deben pagar.
Sin embargo, por otro lado, el Gobierno también tiene gastos en dólares.
Manrique Sáenz, asesor del Ministerio de Hacienda, explicó que los impuestos cobrados en aduana representan cerca de un 3,4% de la producción.
Si las importaciones se mantuvieran constantes con el incremento en el precio del dólar y se aplica una depreciación de 10%, se esperaría un incremento en la recaudación de un monto equivalente al 0,34% de la producción.
Los gastos también resultan afectados por varias vías: eleva el costo de intereses de los instrumentos denominados en dólares, se da una presión sobre las tasas en colones, que también afecta los intereses, y se encarece el pago del servicio exterior (los costarricenses del Gobierno que trabajan fuera del país).
En el Banco Central. Al Banco Central la situación le beneficia pues compró dólares a ¢500 en los dos años anteriores y ahora los vende más caros.
“Financieramente lo que pasa ahora nos compensa el costo financiero del año pasado, cuando colocamos ¢700.000 millones que tenemos que luchar para renovar, y ahora estamos retirando con la intervención; nunca las cantidades como esta, pero llevamos $100 millones”, explicó Bolaños.