París
Las divergencias entre las políticas monetarias de las principales economías mundiales (con Estados Unidos y China por un lado y la zona euro y Japón por otro) continúan en aumento y podrían tener consecuencias para los países emergentes.
Varios bancos centrales reaccionaron a la decisión comunicada el 15 de marzo pasado por la Reserva Federal estadounidense (FED) de aumentar en 0,25 puntos porcentuales sus tasas de interés.
China siguió los pasos de Estados Unidos y aumentó el 16 de marzo en 0,10 puntos sus tasas en el mercado monetario; mientras todos los demás bancos centrales mantuvieron sin cambio su política acomodaticia.
Sin cambios
Para empezar, el Banco de Japón (BoJ) reiteró su voluntad de continuar su política “el tiempo que sea necesario” para alcanzar su objetivo de alza de precios un 2%.
Lo mismo ocurrió con el Banco de Inglaterra (BoE), que dejó su tasa principal en un número históricamente bajo desde agosto pasado. La institución aligeró su política monetaria para hacer frente a los posibles efectos en la economía del Reino Unido tras la decisión de los británicos de salir de la UE.
El Banco Nacional Suizo (BNS) y el de Noruega no hicieron cambios.
El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo su política monetaria ultraacomodaticia hace una semana.
Esta “asimetría” entre la política monetaria estadounidense y las de la mayoría de las otras grandes economías mundiales “se explica por diferencias de posicionamiento en el ciclo económico”, explicó Julien-Pierre Nouen, director de estudios económicos en Lazard Frères.
“En Estados Unidos, la economía está prácticamente en el pleno empleo, la inflación comienza a acelerarse levemente y es lógico que la política monetaria se normalice”, agregó.
Luego de anunciar el incremento en los tipos, la FED señaló que “la inflación ha aumentado en los últimos trimestres, acercándose al objetivo a más largo plazo de 2%”. También indicó que “el mercado laboral continuó fortaleciéndose” en medio de sólidas ganancias de empleo y que “la actividad económica ha continuado en expansión a un ritmo moderado”.
Por el contrario, en la zona euro y en Japón, la reanudación del crecimiento es todavía frágil y los objetivos de inflación no han sido alcanzados.
“Hay una verdadera divergencia en la percepción de la inflación”, afirmó Philippe Waechter, director de investigación económica en Natixis. Según él, la FED está convencida de haber alcanzado ya su objetivo y el BCE estima que el alza de los precios de este comienzo de año es solo temporal.
“Se recurre entonces a la normalidad en Estados Unidos (en la política monetaria), lo que el BCE no desea hacer por ahora”, subrayó.
El BCE “considera que todavía debe estar activo en la gestión de su política monetaria y no quiere sobretodo reducir sus compras de activos” ante un crecimiento todavía débil, dijo.
Alza en los tipos de cambio
Esta divergencia lleva al alza de la moneda estadounidense.
“Como las tasas de interés seguirán, probablemente, en la misma posición en Europa, en el Reino Unido y en Japón (...), se debería reforzar el dólar con relación a otras divisas”, subrayó Anthony Doyle, director de inversiones en la sociedad de gestión británica M&G.
Nouen comparte esta opinión: “El impacto más visible se refiere a las tasas de cambio, como se vio con la apreciación del dólar frente a otras divisas” ,en estos últimos meses, añadió.
“Que el dólar se aprecie un poco, no es anormal”, reconoció Waechter, quien descarta, por ahora, un riesgo para el crecimiento de las principales economías mundiales o un alza fuerte de la divisa estadounidense.
“El asunto se va a plantear del lado de los países emergentes, donde el alza del dólar puede plantear problemas, porque hay un endeudamiento importante en divisa estadounidense. Si el dólar aumenta de manera duradera, el asunto puede volverse problemático”, destacó.
Pero hay un peligro, según Nouen: “Si la inflación se acelera de manera muy fuerte en Estados Unidos, la FED se vería obligada a subir más rápidamente las tasas y ahí podríamos ver un efecto más fuerte en el dólar y, de manera inducida, en los emergentes”, afirmó. “Pero esa no es la perspectiva central”, agregó.