Contra lo que ha sucedido en los bancos, en las empresas financieras la morosidad ha tendido al alza desde febrero pasado.
En estas empresas, la morosidad es mucho más variable porque el monto prestado es más pequeño; entonces, atrasos en pocas operaciones pueden generar cambios importantes en el indicador general.
A noviembre del 2010, el crédito de las financieras alcanzó casi ¢75.000 millones, lo cual representó apenas un 1% de los préstamos otorgados por los bancos.
En el incremento, que se registró entre octubre y noviembre en el indicador de morosidad de las financieras, influyó la salida de la empresa financiera Acobo, la cual se transformó en el Banco Bansol.
Acobo tenía una morosidad baja y por ello su salida influyó para que el indicador general de este sector subiera.
Por plazo, la tendencia al alza en la morosidad se ubica principalmente en los créditos con atrasos de pago entre 91 y 180 días y los préstamos en cobro judicial.
Durante la crisis, la morosidad en estas firmas tendió a bajar, en parte porque, a su vez, el crédito tendió a aumentar.
Por debajo del 3%. Pese a la tendencia al alza en la morosidad general de este sector, los atrasos de pago con respecto a la cartera directa se mantienen por debajo del límite normal del 3%.
En noviembre, solo la empresa financiera Comeca tenía una morosidad mayor que 3% (de 4,25%).
Superar el 3% le puede afectar la calificación global que le realiza la Sugef.
Para esta calificación, la Sugef considera aspectos cuantitativos y cualitativos.
Los cuantitativos son los llamados “camels” (capital, activos, manejo o gestión, evaluación de rendimientos, liquidez y sensibilidad a riesgos del mercado).
Uno de los dos indicadores usados para evaluar los activos es la cartera con morosidad de más de 90 días con respecto al total. Si esa morosidad es igual o menor que el 3%, la entidad, en este indicador, está en nivel “normal”. Si es mayor que 3% y menor o igual que 10%, en nivel 1; entre 10% y 15%, en nivel 2; mayor que 15%, en el 3.