El fuerte aumento del dólar en los últimos meses dejó a Robert Stevenson y Eastman Machine, la compañía de su familia, en Buffalo (Nueva York), y de 127 años de edad, sintiendo el calor en ambos lados del Atlántico.
Enfrentados a una fuerte caída en el valor del euro frente al dólar, los clientes de Europa advierten que ya no pueden permitirse el lujo de comprar un equipo de corte, de fabricación estadounidense de Eastman, sin descuentos. Los compradores en Estados Unidos, por su lado, exigen de Stevenson precios más bajos también, ya que sus rivales con sede en Europa se aprovechan de la repentina fortaleza del dólar, lo que les permite reducir los precios en las máquinas que exportan a los EE. UU., sin exprimir ganancias.
En ambos casos, Stevenson se ha visto obligado a ceder, reducir los precios y sacrificar márgenes de utilidad para evitar perder negocios.
“Apenas estamos haciendo dinero, pero tenemos que mantener a estos clientes y mantener nuestra fábrica en marcha”, dijo. “Esto no habría ocurrido hace un par de años.”
De hecho, el fuerte aumento del dólar amenaza con socavar uno de los principales impulsores de la recuperación en los últimos años: el fuerte crecimiento de las exportaciones de las empresas estadounidenses.
Al mismo tiempo, también está aumentando la preocupación entre los responsables de las políticas de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos. Recientemente, Janet L. Yellen, presidenta de la Fed, advirtió que el dólar más fuerte probablemente pesaría sobre las exportaciones produciendo “un lastre notable este año sobre las perspectivas”.
El 24 de marzo, McCormick & Co., el productor de especias, dijo que el dólar fuerte perjudicaría los resultados en los próximos meses; otras conocidas empresas estadounidenses, como Tiffany y Oracle, hicieron pronunciamientos similares recientemente.
Se esperan más advertencias, ya que las empresas comienzan a reportar sus ganancias para el primer trimestre de 2015.
Aunque el euro tuvo una ligera recuperación recientemente, a un poco menos de $1,10, la moneda común utilizada por 19 países de Europa está muy por debajo de $1,25, que valía en diciembre. Otras monedas de diferentes partes del mundo, incluidas la libra esterlina, el dólar australiano, el yen japonés y el real brasileño, siguen una trayectoria similar.
A nivel mundial, la fortaleza del dólar significa que los productos de Estados Unidos sean –a menos que sus fabricantes ajusten los precios– alrededor de 15% a 20% más caros para los consumidores extranjeros, que hace un año. Pocos economistas esperan que el dólar revierta su curso en el corto plazo; muchos esperan que el euro y el dólar lleguen a la paridad en los próximos meses por primera vez desde el 2003.
Las oscilaciones de la moneda, sin embargo, pueden servir como una vía para la divulgación de una excusa para los ejecutivos cuando los números de su empresa no estén a la altura de las expectativas de Wall Street.
“Allí cada empresa culpará al dólar, de alguna manera o forma, pero hay una razón para eso”, dijo Scott Clemons, estratega jefe de inversiones de Brown Brothers Harriman. “Las monedas son la cosa más difícil del mundo de seguir porque hay muchas partes en movimiento”, dijo.
Las causas exactas varían de país a país, pero, en la mayoría de los casos, el dólar sube debido a que Estados Unidos sigue siendo una isla de relativa fortaleza dentro de la economía mundial.