Benito Sánchez es un agricultor de 72 años que nació en el sector de El Empalme de Cartago, pero desde hace varias décadas migró hacia el cantón de Pérez Zeledón, en San José, para buscar una mejor calidad de vida.
Sánchez es agricultor de toda una vida, está casado y tiene seis hijos; sin embargo, no sabe leer ni escribir.
En Costa Rica hay unas 87.000 personas en esta condición, según los datos que arrojó el Censo 2011, publicado este año por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Sánchez apenas conoce las matemáticas, las cuales aprendió por necesidad, ya que le ayudan a vender sus productos en la feria del agricultor que se realiza, los jueves y viernes, en el campo ferial de San Isidro centro.
“Yo nunca fui a la escuela. De donde yo vivía cuando era pequeño, la escuela más cercana quedaba a dos horas a pie, y es por eso que nunca fui. En verdad, yo nunca he tenido la necesidad de leer ni de escribir, y tampoco me ha hecho falta para lo que hago”, dijo Sánchez.
Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares, del 2011, en el país hay unos 42.000 trabajadores (2,13%) de la población ocupada que no tienen ningún nivel de instrucción formal.
Este vecino de barrio San Andrés, en San Isidro centro, tampoco consideró necesario aprender a leer o escribir.
“Ya a uno, a esta edad, no le interesa mucho eso. A mis seis hijos yo sí los mandé a todos a la escuela, ahorita lo que estoy pulseando es que me ayuden con una pensión porque ya con esta edad uno se maltrata mucho de estar trabajando en el campo”, aseguró.
Los datos que arrojó la Encuesta Continua de Empleo, publicada recientemente por el INEC, reflejan que las dificultades en el nivel de instrucción de los hombres son mayores que en las mujeres.
En nuestro país laboran casi 2.000.000 de personas, de las cuales casi 1.250.000 son hombres y 750.000 son mujeres.