Tomemos un dispositivo. Desarmémoslo. Observemos cuál es la función de cada elemento y cómo se relaciona con los demás. Cuando concluyamos, tendremos información sobre cómo construir un dispositivo semejante o cómo mejorarlo. Así es como japoneses primero, y chinos después, lograron imitar muchísimos productos debidamente patentados y establecidos.
Ese procedimiento se puede aplicar a la formulación de planes personales. Imagínese cómo quiere llegar a ser desde un punto de vista laboral.
Suponga que ahora es vendedor de productos de consumo popular, pero se visualiza a sí mismo como vendedor de productos de mayor componente tecnológico. Proceda a desarmar esa idea.
Vemos los siguientes elementos: es importante cambiar el papel de vendedor, por el papel de asesor técnico. Eso implica tener un buen conocimiento de los rasgos técnicos de los productos. Para ello se necesita no solamente saber echar cuentos sobre los productos, sino conocer para qué sirven, cómo están construidos, cómo funcionan, cómo se comparan con otros.
Será necesario entonces tener algunos rudimentos de ingeniería mecánica.
No se lamente por no ser ingeniero mecánico, busque programas accesibles donde pueda obtener esos rudimentos. Tal vez cursos técnicos, información en la red o una buena tutoría con un profesional del ramo.
Desde luego, en estos tiempos, todo conocimiento sobre productos tecnológicos requiere de rudimentos de ciencia computacional. No implica que sepa programar, pero sí que no puede ignorar cómo la información que entra en un dispositivo, se transforma en operaciones.
Ahora olvide el ejemplo. Esa ingeniería reversa la deberían estar aplicando todos los jóvenes. Partiendo de señalar cómo querrían verse en diez años. Eso los llevaría a darse cuenta de qué es lo deberían estar haciendo hoy en la adquisición de conocimientos y destrezas.
Cuando el futuro les pida mostrar sus competencias específicas, ya no habrá tiempo para desarrollarlas. El momento para hacerlo es hoy.
La ingeniería en reversa, debería servir a los jóvenes para ser muy exigentes en el uso de su tiempo, con lo que están recibiendo en las instituciones de enseñanza, y con la búsqueda de experiencias que tengan sentido, con respecto a lo que quieren llegar a ser.