De la mano con la recuperación de la economía en el país, tras la crisis financiera internacional, las empresas de leasing (o arrendadoras) han percibido una ampliación de su negocio con resultados distintos: mientras unas superan expectativas, otras crecen, aunque de manera moderada.
El negocio de estas empresas consiste en arrendamientos de vehículos, maquinarias o equipo electrónico, con dos tipos de contratos: el financiero, que funciona como una compra a plazo, y el operativo, que equivale a un alquiler.
Resultado mixto. De acuerdo con los oferentes de este producto (bancos y otras entidades financieras), en años anteriores el crecimiento de la industria experimentó una contracción debido a la crisis financiera internacional.
“Fue quizás el producto financiero que más sufrió, con crecimientos de un dígito, cuando siempre fue de dos dígitos. Con la recuperación hemos percibido una mejora importante”, dijo Javier Sancho, gerente de BAC Leasing.
La industria, compuesta por una decena de participantes, estimó a inicios de año que el 2011 les representaría un incremento en los saldos arrendados de un 15%.
A noviembre, empresas como BAC Leasing superaron esas expectativas, pues encontraron ganchos para atraer clientes, como pólizas de vida y de desempleo.
“Para nosotros, el año ha sido extraordinariamente bueno, hemos crecido cerca de un 28%. Al cierre de noviembre, superamos los $100 millones”, agregó Sancho.
Otras empresas fueron menos afortunadas durante este año. En Scotia Leasing, por ejemplo, aprovecharon el año para ajustar su estructura y prepararla para un mercado más dinámico. “El crecimiento fue de un 10%”, afirmó Erick Montero, gerente de la empresa.
En el mercado también participan Kineret, BCT, Cafsa, ATI Capital y Desyfin. Bansol anunció que quiere ingresar al nicho.