En el polémico clima político actual, en que casi nadie está de acuerdo con nada, este es un tema en el que hay consenso: Los gastos de salud se están ralentizando, y casi todo el mundo piensa que es un cambio positivo. Además de aliviar las presiones sobre los presupuestos federales y estatales, podría ayudar a revertir los jornales actualmente estancados, moderando el costo del seguro pagado por el empleador. La remuneración pasaría del seguro a los jornales. Los expertos no se ponen de acuerdo en cuanto a quién (o qué) causó la ralentización ni si esta continuará.
Primero, las cifras básicas. En 2009, 2010 y 2011, los gastos de Estados Unidos en salud aumentaron un modesto 3,9% cada año, cifra prácticamente idéntica al lento crecimiento de la economía (producto interno bruto, o PIB). Es decir que los gastos de salud se mantuvieron constantes, representando un 17,9% del PIB, tras años anteriores de incrementos. Casi nadie predijo ese hecho.
No es de sorprender que el gobierno de Obama sugiera que la Ley de Asistencia Asequible (ACA, por sus siglas en inglés u Obamacare) es la principal causa. “Mientras la implementación de ACA continúa, los costos sanitarios del consumidor se ralentizan” fue un reciente titular de un blog de la Casa Blanca, publicado por Alan Krueger, director del Consejo de Asesores Económicos. Muchas fuentes estadísticas, señala, confirman la ralentización.
En mayo, los precios reales de la atención médica (admisiones en hospitales, visitas a médicos, medicamentos) se elevaron solo un 1,1 % respecto al año anterior, “la tasa de incremento más baja en casi 50 años”, informa Krueger. Mientras tanto, la encuesta de remuneraciones empresariales de la Oficina de Estadísticas Laborales halló que los costos reales (ajustados según la inflación) del seguro médico se elevaron un 1,8% anualmente desde fines del 2009 hasta fines del 2012, mientras que del 2006 al 2009 se elevaron un 2,2%.
Duda. ¿Pero es Obamacare la responsable de ese cambio? Seamos escépticos. Para ser justos: Krueger, en realidad, nunca afirma eso.
El artículo del blog es como un acto de prestidigitación. Simplemente dice que la ralentización de los gastos y la implementación de ACA coinciden. No hay ningún comentario que vincule a ambos, aunque los lectores podrían, sin duda, llevarse ese mensaje. El artículo es interesado políticamente e intelectualmente defendible.
Entre los escépticos está el economista Timothy Taylor, cuyo blog Conversable Economist no apoya a un partido en especial. En una entrada, Taylor señala que la ACA “prácticamente no ha sido implementada”, suscitando dudas sobre su impacto. También cita varios estudios que indican que el origen de la ralentización es complejo.
Un estudio proviene de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), grupo compuesto por 34 naciones, en su mayoría, ricas. El crecimiento en los gastos sanitarios ha bajado en la mayoría de los países miembro, expresa la OCDE. La ralentización global pone en cuestión el papel de Obamacare.
En algunos países, dice la OCDE, las agudas crisis económicas han obligado a realizar recortes profundos en los gastos gubernamentales en la salud. Tanto en el 2010 como el 2011, los gastos sanitarios reales de Grecia disminuyeron un 11%. En otras partes, las ralentizaciones parecen producirse en economías débiles. En Canadá, los gastos de salud reales aumentaron un promedio de un 4,6% anual entre el 2000 y 2009, pero cayeron a un 3% en el 2010 y un 0,8% en el 2011. Tanto los gastos sanitarios del Gobierno como los privados se redujeron en muchos países, dice OCDE.
La recesión podría explicar la ralentización en los Estados Unidos. Hasta los asegurados podrían haber postergado asistencia médica para ahorrar los gastos de bolsillo. A medida que el número de no asegurados se elevó, parte de la asistencia médica podría haberse eliminado totalmente. O algunos individuos podrían haber pasado de seguros privados a Medicaid, programa federal y estatal para los desfavorecidos. Eso reduciría gastos, porque las tasas de reembolso son más bajas para Medicaid que para los seguros privados.
Un segundo estudio fue realizado por Charles Roehrig y sus colegas del Center for Sustainable Health Spending en Ann Arbor, Míchigan. En un artículo de 2012 para el New England Journal of Medicine , los autores sostuvieron que la ralentización comenzó en el 2005, mucho antes de la elección del presidente Obama. Eso también parecería limitar la influencia de Obamacare.
El estudio atribuyó la ralentización a cambios “estructurales”, entre ellos: la utilización de medicamentos genéricos menos costosos; copagos y deducibles más elevados de los pacientes, que desalentaron la asistencia; y costos administrativos más bajos en consultorios médicos y hospitales.
Pero Roehrig no desecha totalmente el efecto de Obamacare. Podría haber inspirado una cautela general. “La industria está mirando en derredor y diciendo, ‘Tenemos que cortar los costos’”, dijo en una entrevista.
¿Continuará la ralentización de los costos? Hay tres fuerzas, al menos, que favorecen una aceleración: el comienzo, en el 2014, de la mayor parte de Obamacare –a medida que más individuos obtienen seguro, utilizan más asistencia médica; una población cada vez mayor– los gastos promedio de salud para los de 65 y más años representan más del triple de los de los individuos entre 25 y 44 años; y la recuperación, que podría extender la cobertura pagada por el empleador a más trabajadores. Una ralentización que supere estas presiones sugeriría cambios estructurales importantes y no solo ahorros temporarios causados por la recesión.
ROBERT SAMUELSON inició su carrera como periodista de negocios en The Washington Post, en 1969. Además, fue reportero y columnista de prestigiosas revistas como Newsweek y National Journal.