A partir del próximo lunes, cerca de 90 productos, entre ellos carnes y algunas frutas, pasarán a tener el impuesto de ventas, de 13%.
El decreto que modificó la lista de bienes exentos de dicho tributo salió publicado en el alcance digital, número 55, de La Gaceta, el pasado 30 de abril.
Entre los productos que cargarán con el impuesto del 13% se encuentran el lomito de res y de cerdo, el lomo de res y de cerdo, el t-bone , el delmónico , el sirloin , el salmón, arroz de paella, risotto , camarones, la langosta, las ostras, el kiwi, los duraznos, las ciruelas, las cerezas y los melocotones.
Además, la berenjena fresca o seca no envasada, la grape fruit , el higo y el mamey frescos, la harina de papa y de yuca, la miel de abeja, las mechas para piso y el repelente contra mosquitos, tanto de uso ambiental como corporal.
Entre los productos que mantienen la exoneración del impuesto de ventas están el muslo y la pechuga de pollo, el chorizo, la mortadela, el arroz corriente fortificado, sin ningún ingrediente adicional, y el entero, y la leche pasteurizada.
La razón. Esta es una de las medidas que anunció la presidenta de la República, Laura Chinchilla, el 18 de abril, ante el fracaso del Proyecto de Ley de Solidaridad Tributaria para combatir el déficit fiscal.
“Dada la situación fiscal actual del país, se hace necesario dotar al Estado de recursos adicionales”, señala el decreto.
El Gobierno ha argumentado que estos productos no forman parte del consumo de los grupos de menores ingresos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
El impacto final en los precios dependerá de los ajustes que decidan los empresarios, según las características de sus mercados.
Varios empresarios se han quejado de la medida.
Por ejemplo, en el caso del gremio ganadero, Leonardo Luconi, presidente de la Corporación de Fomento Ganadero, teme que la imposición del 13% sobre algunos cortes derive en una reducción de la demanda de carne.
Renato Alvarado, presidente de la Cámara Nacional de Porcicultores, había calificado de “antojadizo” el criterio de escogencia.