blog
Liberalidades económicas
Jorge Guardia
nacion.com/blogs
California. La intensa discusión sobre el financiamiento de las campañas políticas no solo tiene lugar en Costa Rica.
Aquí, en EE. UU., la Corte Suprema de Justicia acaba de resolver que las empresas privadas, incluyendo grandes corporaciones así como los sindicatos (que tienen dinero e intereses políticos) y las asociaciones sin fines de lucro pueden financiar la campaña de cualquier candidato o partido, porque limitarlo, como hacía la legislación vigente hasta hace unos días, era inconstitucional.
Limitaba la libertad de expresión, que es considerada una de las libertades más sagradas y pilar de la centenaria democracia estadounidense.
La decisión de la Corte Suprema tiene que ver más concretamente con la posibilidad que tienen las empresas y particulares en pagar anuncios de todo tipo a favor o en contra de ciertos candidatos, pues limitarlo es contrario a la libertad de expresión.
Los medios de prensa y los periodistas aquí está divididos. Los medios, como tales, se benefician de la nueva libertad, pues podrán vender más espacios en sus diferentes medios.
Sin embargo, los periodistas en su mayoría consideran que la decisión de la Corte abre las puertas a las grandes empresas, es decir, al capital, para atacar a los candidatos que no les simpatizan (y, desde luego, defender a los candidatos o partidos que sí apoyan).
Es el dinero –dicen– influyendo en la democracia. Algunos van más allá. Alegan que se producirá un cambio trascendental (para mal) en el sistema democrático.
En Costa Rica, la limitación al financiamiento de las empresas y compañías extranjeras a las campañas políticas también se ha criticado duramente.
Se ha dicho que la solución buscada en las normas vigentes, en el sentido de que es el Estado el que corre con los gastos de financiar el costo las campañas para que, supuestamente, los candidatos sin dinero no estén en desventaja frente a los más adinerados.
O los que reciben el apoyo de los ricos y banqueros puedan optar por posiciones de lección popular no ha cumplido bien su objetivo.
En primer lugar, el apoyo financiero es a posteriori y, por tanto, los candidatos “pobres” no pueden nunca llegar, pues el impulso inicial es esencial.
Además, tampoco pueden emitir bonos y descontarlos en los bancos, pues estos los castigan duramente. Y si no tienen buenos porcentajes en las encuestas, tampoco llegarán muy lejos. ¿Qué piensan los lectores?