Costa Rica avanzó 21 puestos en el Índice Global de Innovación del 2013 ya que del puesto 60 (el año anterior) subió al 39. A la vez, ocupa el primer lugar en el ranquin de Latinoamérica sobre países como Chile y México.
La mejora ocurrió, según el análisis dado a conocer ayer, por la alta integración del país con los mercados internacionales y por la fortaleza institucional. Pese al avance, Costa Rica sigue detrás en asuntos como infraestructura, facilidad para crear empresas y acceso al crédito.
Ese índice analiza, en 142 países, siete elementos –conformados por 84 indicadores– que favorecen la innovación: instituciones, capital humano e investigación, infraestructura, sofisticación del mercado, sofisticación de los negocios, conocimiento y tecnología y creatividad.
El estudio lo realizan la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) del Sistema de Naciones Unidas (ONU), el Instituto Europeo de Administración de Negocios (INSEAD, por su siglas en inglés) y la Universidad de Cornell (Estados Unidos). El ranquin se realiza desde 2007.
Avance. Ricardo Monge, investigador de la Fundación Comisión Asesora en Alta Tecnología, dijo que, en el nivel “macro”, el país sale bien por los avances generados a través de los tratados de libre comercio y la transferencia de conocimientos con firmas multinacionales.
“El índice nos saca una foto en la que salimos guapos, pero no necesariamente lo que tenemos debajo de la chaqueta es igual. El estudio muestra un brecha porque en unas cosas salimos bien y en otras mal. El reto es mantener las cosas buenas y mejorar las malas”, afirmó Alexander Mora, presidente de la Cámara de Tecnología de Información y Comunicación (Camtic).
Según Federico Chavarría, socio de Deloitte, la innovación debe ir acompañada de políticas que incentiven la investigación y el desarrollo mediante financiamiento, trámites expeditos y reglas claras.
Para Alejandro Cruz, ministro de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), el avance representa una clara señal de que Costa Rica se convierte en una economía del conocimiento, integrada con los mercados internacionales.
A su vez, Mayi Antillón, ministra de Economía, resaltó que hubo un avance en el crédito y en el clima de negocios, pese a que el país aún sale mal calificado.