Las familias costarricenses mantienen sus gastos de consumo. No obstante, están más desanimadas que antes, son más cautas y buscan más los ahorros.
Así lo evidencian varios indicadores de la economía y lo corroboran los empresarios.
Cuatro barómetros sobre el consumo muestran que, después de la crisis del 2008 y 2009, los habitantes aumentaron aceleradamente sus compras, pero luego su ímpetu se estabilizó.
Esos indicadores son: el gasto de consumo final de los hogares que calcula el Banco Central, las importaciones de bienes de consumo, el crédito de los bancos para consumo y el índice mensual de la actividad económica del comercio.
Los índices de confianza al consumidor que publican el semanario El Financiero y la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica también muestran una especie de algarabía después de la crisis, que luego se enfrió.
José Ignacio Cordero, gerente general de Credomatic Costa Rica, quien cuenta con información detallada de las compras de las personas por medio de tarjetas, comentó que, desde hace seis años, perciben un crecimiento anual moderado, pero sostenido en la facturación de las industrias y un cambio en las preferencias.
“Hace seis años, las tres principales categorías de consumo eran supermercados, gasolineras y tiquetes aéreos, mientras que, en la actualidad, la categoría de restaurantes reemplazó a tiquetes aéreos en el tercer lugar”, comentó.
Los empresarios cuentan que los consumidores buscan más los ahorros y evitan deudas.
Más temor sobre el futuro. Max Alberto Soto, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, y Johnny Madrigal, director de la encuesta de confianza del consumidor de la misma casa de estudios, señalaron varios factores que explican el comportamiento.
“Creo que en el 2013 influyó la limitación cuantitativa al crédito, la desaceleración de la economía, el elevado desempleo y el relativo pesimismo medido por el índice de confianza del consumidor”, comentó Soto. Añadió que este año también influyen la devaluación de inicios de año, la mayor inflación y el dinero más caro.
“La confianza del consumidor sigue baja y es posible que la falta de claridad del rumbo de la nueva administración en algunas áreas críticas contribuya también”, agregó Soto.
Madrigal consideró además el tema político como un factor.
Explicó que existen, en ese periodo (en el cual el consumo se ha desacelarado), expectativas negativas por el futuro económico del país y también en otras áreas como las tasas de interés, el crecimiento del ingreso familiar, el aumento de la pobreza y el desempleo.
“Al parecer, el cambio de gobierno hizo surgir expectativas más positivas en el primer semestre del 2014, pero los consumidores ahora están experimentando incertidumbre hacia el bienestar económico del país”, señaló el investigador universitario.
Valeria Lentini, profesora de Economía de la Universidad de Costa Rica y consultora, comentó que en los estudios han encontrado que existe una correlación mayor entre el consumo y el salario real y el nivel de ocupación formal de la economía, que entre el consumo y el índice de confianza.
En otros países de Latinoamérica también el consumo se ha deprimido. Según el informe de Moody’s Crecimiento de la clase media se desacelera en América Latina , de setiembre pasado, en Argentina el consumo cayó y en Brasil, Chile y Perú se desaceleró.