La estrategia nacional de producir café de alta calidad permite que actualmente un 80% de la producción se venda en mercados finos.
Las cifras oficiales del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé) así lo establecen. Determinan, además, que el grano colocado con esas características obtiene un promedio de $25 por quintal (46 kilos) por encima de las cotizaciones de la Bolsa Mercantil de Nueva York, el principal mercado de referencia.
Tal beneficio es producto de una estrategia de más de 20 años del sector cafetalero, la cual promueve la producción solo de grano de muy alta calidad, recordó Ronald Peters director ejecutivo del Icafé.
El plan costarricense incluye mecanismos para dar a conocer las características de su grano, entre ellas, la participación en ferias internacionales y concursos para determinar la calidad del café, certificados internacionalmente, como el de la Taza de la Excelencia.
Dentro de esos mecanismos se incluye participar, dentro de pocos meses, en una feria en Corea. El objetivo es abrir ese mercado al grano nacional, pues se trata de un país donde hay gran demanda de granos de muy alta calidad y se pagan buenos precios, argumentó Peters.
Costa Rica produce actualmente un poco más de dos millones de fanegas en fruta de café (corresponden a igual cantidad de sacos de 46 kilos en grano beneficiado).
De ese total, alrededor de 1,8 millones de quintales se exportan a diferentes destinos. El resto se vende para el consumo interno.
Un 56% de as exportaciones tiene como destino Estados Unidos. El segundo es Bélgica, con un 11%, según datos del Icafé.
Esa fama del café se ha ganado mediante programas de promoción, como el concurso Taza de la Excelencia, cuya competencia del 2012 terminó la semana pasada.
Luego de la catación o calificación certificada de expertos internacionales, un lote de café presentado por el microbeneficio Brumas del Zurquí se coronó como el mejor de Costa Rica en este año.
Juan Ramón Alvarado Rodríguez, de la familia propietaria del microbeneficio, resaltó que para lograr esa excelencia en calidad, se deben cuidar todos los pasos.
Eso implica una vigilancia especial y prácticas desde que se empieza con la semilla, se obtiene el almácigo, se lleva a la plantación, se recolecta la cosecha, se despulpa, se seca y se tuesta.
La variedad que se cultiva, el clima, los suelos y la altura donde está la finca, son otros de los factores que determinan los sabores y su calidad final.
Cada vez los productores añaden más condiciones. Ahora, por ejemplo, se introduce poco a poco la determinación, en laboratorio, de los grados de azúcar (grados Brix) del grano, para valorar su calidad. Esto es más común en el vino, pero se usa poco a poco en el café.