El Banco Central consumió este año $684 millones para alimentar su programa de reservas, un 85% del total programado para el periodo que va de febrero del 2015 a diciembre del 2016.
La entidad compró dólares en la mayoría de los meses y solo el 23 de diciembre vendió $13 millones.
El Banco compró además $23,2 millones del plan del 2014.
Las reservas monetarias son los recursos para hacer frente a dificultades externas; por ejemplo, el alza de un producto importante. En enero pasado, el Banco Central anunció que compraría hasta $800 millones para fortalecerlas.
No obstante, la abundancia de divisas que tuvo el país este año, explicada en parte por la reducción en el precio del petróleo, obligó a la entidad a negociar buena parte del monto en el 2015 y así evitó una caída en el precio del dólar.
Criterios divididos. En enero del 2016, la entidad anunciará su programa macroeconómico para los años 2016 y 2017, y los economistas están divididos si debería hacer un nuevo plan.
El expresidente del Banco Central, Jorge Guardia, no lo ve necesario. Argumentó que con el incremento en las tasas de interés en Estados Unidos podría haber menos entradas de capital al país, y por eso no sería necesario que la entidad comprara divisas.
“La expectativa del tipo de cambio el año entrante es que empiece a crecer un poquito, porque podría estar afectado por menores entradas de capital al ajustarse las tasas de interés en Estados Unidos, entonces yo no vería necesario que el Banco Central prorrogue este plan”, opinó.
Una opinión diferente tiene Manuel Zúñiga, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional.
“Sí me parece adecuado que el Banco Central continúe con un nuevo programa de reservas para el 2016. Esto le permitirá mantener un buen stock de dólares para atender su demanda y también le ayuda a nivelar la cantidad de divisas en el mercado local, dándole estabilidad”, dijo.