Los altos costos que tiene la banca estatal de nuestro país para operar, comparada con intermediarios internacionales, dificultan que estas puedan ofrecer mejores tasas de interés, ya sea más altas para ahorros o más bajas para créditos.
La banca privada, por su parte, es más eficiente, pero eso no se traduce en mejores tasas.
Por lo tanto, existe un piso natural que hace que aunque el Banco Central reduzca su tasa de política monetaria (la que aplica a los bancos en el mercado de liquidez) y pese a que la inflación sea baja, las tasas al público no disminuyan más.
Esta explicación se desprende del estudio La eficiencia operativa de la banca costarricense y su impacto sobre la rigidez en las tasas de interés que elaboró el exbanquero Gerardo Corrales para el vigesimosegundo informe del Estado de la Nación.
El tema adquiere importancia en la coyuntura actual, pues mejores tasas de interés ayudarían a que las empresas inviertan más y se pueda generar más empleo.
En su estudio, Corrales estima un indicador de eficiencia operativa, el cual representa el porcentaje de los ingresos netos que los bancos dedican a cubrir todos sus gastos operativos.
Entre menor es ese porcentaje, más eficiente es el banco y por lo tanto tiene más posibilidad de pagar mejor por las captaciones que recibe o cobrar menos por los préstamos que hace.
En el caso de la banca estatal de Costa Rica, ese indicador es de 72%, muy por encima de los bancos internacionales que lo tienen en 52%.
Los gastos más altos en remuneraciones y la falta de una mayor automatización de sus procesos es lo que explica la menor eficiencia de la banca estatal.
En las entidades financieras privadas el indicador de eficiencia sí está cerca de los bancos internacionales ( 54%), pero sus tasas al público son similares a las de los de los bancos estatales.
“Surge la hipótesis si los bancos privados están sacando provecho de la ineficiencia operativa de los bancos del Estado, generando ingresos o márgenes mayores de los que deberían existir en un sistema mucho más competitivo. En ese sentido, podría ser que las reformas financieras aún están en deuda con los usuarios del sistema”, señala el estudio.
Corrales comentó que en dólares las reformas financieras fueron efectivas, pues hoy el mercado está repartido y las tasas son competitivas, pero no fue así en colones donde la banca estatal mantiene el 80% del mercado y la privada no compite ahí porque no tiene seguro de depósitos.
Consultada sobre los resultados del estudio, la directora ejecutiva de la Asociación Bancaria Costarricense, María Isabel Cortés, consideró que el análisis no toma en cuenta un elemento esencial en el sistema bancario costarricense como lo es la amplia cobertura de los servicios bancarios, que hacen de Costa Rica uno de los dos países latinoamericanos con mayor bancarización.
“Esta mayor bancarización, en la cual la banca pública ha jugado un papel histórico y a la cual se ha unido la banca privada, implica: atender clientes de bajo ingreso con muchas transacciones de pequeño monto, atender zonas geográficas rurales y asumir mayores riesgos crediticios. Lo anterior conlleva mayores costos y altos niveles de margen de intermediación financiera”, comentó.
Añadió que otro factor que afecta las tasas para créditos son la serie de impuestos que recaen sobre la actividad bancaria.
El Banco Central, por su parte, contestó que sus áreas técnicas analizarán el estudio y emitirán luego un criterio.