La producción bananera es la única actividad en Costa Rica sobre la cual se mantiene un impuesto a la exportación.
Se trata de un tributo de $0,07 por caja exportada, que se destina a obras sociales. La Corporación Bananera Nacional (Corbana) calculó que en el 2016 el tributo generó $8,4 millones, al multiplicar su monto por 120 millones de cajas.
De ese impuesto, $0,04 se destina a las municipalidades de cantones con producción bananera; $0,01 para la Fuerza Pública y $0,02 para el Fondo Especial de Prevención e Infraestructura.
Los municipios de los cantones de Sarapiquí, Pococí, Siquirres, Guácimo, Matina, Limón, Talamanca, Parrita, Corredores y Palmar Sur, tienen derecho a repartirse $4,8 millones correspondientes a ese gravamen del año pasado.
Se reparte con base en el volumen de cajas exportadas por cada cantón, información que remite Corbana al Ministerio de Hacienda.
Además, existe otro tributo de ¢1,50 por racimo exportado, que genera unos ¢150 millones, de los cuales un 50% son para el Ministerio de Salud y resto se traslada a organizaciones como el Centro de Investigación en Tecnología de Alimentos (CITA), a la sede de la Universidad de Costa Rica en Limón y a Centros Agrícolas Cantonales (CAC) de Limón, según explicó Corbana.
Eso, aparte de los tributos a la renta, comunes para todas las actividades productivas.