Sin embargo, esto fue negado por funcionarios del banco.
El presidente del subcomité de investigación permanente del Senado, Carl Levin, comenzó interrogando a Daniel Sparks, responsable de la división de préstamos hipotecarios del banco, sobre un correo electrónico del 22 de junio del 2007 que le envió otro ejecutivo de Goldman Sachs, Thomas Montag.
En dicho correo, Sparks afirmó que un producto financiero denominado Timberwolf era un “negocio basura”.
“¿Cuántos de estos ‘negocios basura’ vendió a sus clientes?”, preguntó Levin, visiblemente excedido. “Usted sabía que era un negocio basura (...) vendió cientos de millones de ellos”, añadió .
Molesto, Spark respondió balbuceando que no recordaba haber vendido “cientos de millones” de ese producto financiero.
La SEC, el organismo que fiscaliza las actividades bursátiles, acusa al banco de haber vendido a sus clientes productos vinculados a activos inmobiliarios de riesgo, sin informarles que el banco recibía recursos de fondos especulativos para montar una transacción que permitía a dichos fondos apostar contra esos mismos títulos.