Lo que nos da satisfacción, nos la da en varias dimensiones. Cuando nos alimentamos, el valor que recibimos no es solamente el de unas calorías para mantenernos activos.
También disfrutamos del sabor, de la forma en que está puesta la mesa, de la compañía de aquellos con quienes comemos, y del espacio físico en el cual lo hacemos.
Lo mismo, pero a la inversa, ocurre con lo que nos causa insatisfacción o malestar. El ruido que perturba el sueño, interrumpe nuestro descanso, nos produce ira por la desconsideración de los causantes, y hasta podría ser que nos hiciera tener injustamente por causantes a quienes no lo son.
Conviene que quienes son responsables de eliminar aquello que es causa de insatisfacción, tuvieran una visión, lo más completa posible, de las distintas consecuencias.
Un hueco en una vía causa daños al automóvil, desvía la atención de los choferes, pone en peligro a los transeúntes, disminuye la velocidad de circulación, provoca ira contra las autoridades, desprestigia la fiscalidad (¡Para qué pagar impuestos, si ni siquiera arreglan las calles!), erosiona la legitimidad de las autoridades de nombramiento público (¡Por eso es que la gente ni vota por alcaldes!), desgasta la imagen del país (¡Cuándo vamos a ser desarrollados si ni siquiera sabemos arreglar los huecos!), predica que la excelencia es cosa de extraterrestres (¡No me pidan que sea excelente: no ve cómo están las calles!) .
El funcionario que cree que un hueco es solo un hueco, o que “vuelva mañana” es solo un pequeño retraso, carece de la sensibilidad que, compartida, hace a ciudades y países lugares donde da gusto vivir.
Y también carece de esa sensibilidad el habitante que no aspira a un nivel de excelencia en los intercambios públicos y también privados.
La exigencia de una alta calidad en los servicios, de una manera proactiva, respetuosa y apacible, podría irnos moviendo desde la chambonada hacia la eficiencia y, eventualmente, hasta la excelencia.
Con el mismo nivel de desarrollo económico, pero con un mayor desarrollo personal, podríamos disfrutar de una mayor satisfacción.