El Gobierno no ha elaborado un plan para enfrentar el incremento en los precios de las materias primas, pero además tiene poco margen para actuar.
A diferencia de las alzas del 2008, esta vez el Ejecutivo enfrenta un fuerte déficit fiscal que le impide bajar impuestos a las importaciones o dar subsidios.
El vicepresidente de la República, Luis Liberman, justificó que primero habrá que ver cuán permanente es el shock .
“Tenemos que verlo con cuidado, es mejor pecar de prudentes, porque se pueden crear distorsiones que luego son difíciles de quitar”, argumentó.
Sobre la posibilidad de bajar aranceles a algunos productos, señaló que “casi no hay”.
Añadió que analizan los temas en los cuales hay distorsiones en el mercado y podrían acudir a la ayuda que ofreció el Banco Mundial si la situación se agrava.
Al respecto, la ministra de Economía, Mayi Antillón, dijo que su cartera mantiene un monitoreo sobre los precios.
La ministra de Agricultura, Gloria Abraham, comentó que “las políticas se deben dirigir hacia una inversión en tecnología e innovación agrícola para mejorar rendimiento, no solo en granos, sino en todos los productos que contribuyen a la seguridad alimentaria”.
De parte del Banco Central, la respuesta del gerente Félix Delgado, es que “el Banco mantiene una permanente evaluación de este tipo de fenómenos, para evaluar su evolución y su impacto y definir hasta dónde considera razonable actuar, sin incurrir en fuertes costos en términos de actividad económica y de nivel de empleo”.
El economista Andrés Volio señaló que otras acciones podrían ser reducir el consumo de hidrocarburos, incentivando el transporte público, por ejemplo.