01-06-11 Ferreterias pequeas luchan por mantenerse en el mercado. Ferreteria San Sebastian. San Sebastian San Jose Marvin Arias Foto: Luis Navarro (Luis Navarro)
Marvin Rojas, propietario de la ferretería San Sebastián, en San José, no lo dudó dos veces para tomar la decisión de ampliar el surtido de su negocio con una línea de productos industriales, tales como herramientas hidráulicas.
El giro comercial de este empresario responde a la creciente competencia en el sector ferretero, propiciada por la llegada al país de grandes cadenas, tales como la venezolana EPA y el guatemalteco Grupo Progreso, dueño de Abonos Agro, El Lagar y El Colono.
A estas firmas se unen las franquicias de punto de venta Construrama y ConstruRed; la primera es desarrollada por la mexicana Cemex y la segunda por la suiza Holcim, ambas empresas del ramo del cemento.
Una de las ferreterías tradicionales que se unió a una de estas dos fue El Guadalupano, reconoció su gerente de Ventas, Joaquín Valverde, quien destacó que la franquicia les da asesoría en servicio al cliente, manejo de bodega y hasta de inventarios, pero subraya que esto no los amarra.
“La gente nos conoce desde hace 70 años en el mercado, porque damos excelentes condiciones a nuestros clientes y proveedores”, indicó Valverde.
Estos competidores se unen a cadenas tradicionales del país como Ferreterías El Mar (con 5 locales) y Grupo Santa Bárbara (7).
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) –que se basa en información de la Caja de Seguro Social–, en el país existen cerca de 1.000 ferreterías, entre grandes, medianas y pequeñas. La mayoría de ellas se encuentra en el Valle Central.
En su pequeño local de 140 metros cuadrados, Muñoz no solo vende los artículos tradicionales de una ferretería, sino también pasamanería, artículos de bazar, juguetes y cristalería.
Marlene Arrieta, de ferretería Arrieta, en San José centro, reconoció que la dura competencia entre los diferentes oferentes la obligó, tiempo atrás, a incursionar en el campo de la venta de repuestos para vehículos.
Ahora, piezas como faroles traseros para carros y camiones y espejos, entre otros, dominan su local, aunque una pequeña área aún está destinada, no por mucho tiempo, a la venta de tornillos, pegamentos, herramientas pequeñas, apagadores y enchufes.
“Usted a un empleado no lo mantiene vendiendo tornillos de ¢10 o repuestos para llave de chorro a ¢50. Así que encontramos un nicho en el que estamos creciendo”, dijo.
Marvin Rojas, de ferretería San Sebastián, es del criterio de que la principal fortaleza de las grandes cadenas y franquicias es que apuestan por grandes volúmenes de compra, lo cual les permite vender a muy bajo precio.
Y no está del todo equivocado. Ignacio Vieto, gerente general de EPA, asegura que su representada tiene por consigna vender amplios surtidos de productos para la construcción, decoración y ferretería a bajos precios, porque “tiene claro cuál es su estrategia y nivel de organización”.
“Yo creo que, en general, aquellos negocios que no identifiquen bien sus fortalezas y no hagan inversiones correctas van a pasar momentos difíciles”, advirtió.
De allí que Didier Fernández, gerente general de Grupo Santa Bárbara, y Julio Navarro, gerente de Operaciones y Ventas de ferreterías El Mar, reconocieron que los comercios pequeños o independientes deben enfocarse en el trato personalizado y la variedad.
Con ellos coincidió Ana Teresa Vásquez, directora de la Cámara de Comerciantes Detallistas y Afines (que agrupa a 6.500 pequeñas y medianas pulperías, minisúper, bazares y ferreterías).
“Las ferreterías pequeñas pueden aprovechar la cercanía con sus vecinos, un servicio familiarizado y horarios extendidos para no dejarse abatir. No se trata de competir con los grandes, sino de ser un complemento”, dijo.