La preocupación principal es que no crezca y se mantenga dentro de niveles razonables. En la administración pasada se logró bajar a un 24%. Nosotros lo que estamos planteando es que durante los próximos cuatro años vamos a tener un aumento en la carga de la deuda, pero que va a ser un déficit cada vez más pequeño, con la idea de que la deuda deje de crecer y que incluso comience a bajar. Nos hemos propuesto de meta que no pase de 35,7%, en el pasado reciente llegó as de 41%, de tal manera que estamos familiarizados.
En realidad, el Ministerio no ha tenido problemas para captar en el mercado financiero local. Eso tiene una parte buena, que es que no suben los costos de financiamiento del Gobierno y tiene una parte mala, que es que no se está reactivando la economía como todos quisiéramos que se reactive.
Claro que sí. Puede llegar a hacerlo. Ahora no lo está haciendo, que es lo que estamos viendo. No estamos presionando el mercado porque hay un exceso de recursos. El sector privado no está demandando, como suponemos que llegará a demandar.
“Lo que tenemos previsto es que conforme la economía se reactive, nosotros queremos pasar a tener más énfasis en financiamiento externo donde no afectamos las tasas de interés internas y le damos más espacio al sector privado para que crezca”.
En esta versión del presupuesto todavía no hay de eso. Puede ser que tengamos que hacer un ajuste adicional, pero todavía no estamos en esas.