El costo de la canasta básica alimentaria disminuyó casi 3% en los primeros cinco meses del año, un ajuste que beneficia, sobre todo, a los hogares de menos recursos y podría favorece la próxima medición de la pobreza.
Esta canasta es un conjunto de alimentos (52 para la zona urbana y 44 para la rural) expresado en cantidades suficientes para satisfacer, por lo menos, las necesidades de calorías de un hogar promedio. No es una dieta ideal, es un mínimo alimentario.
En enero pasado el costo nacional de la canasta, por persona, por mes, era de ¢40.266 y en mayo llegó a ¢39.136, una reducción de casi 3%, según la información que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Tal es el monto, que según el Instituto, requiere una persona para comprar este conjunto de alimentos básicos. Si la familia tiene cuatro personas implica que necesita recibir como mínimo unos ¢156.000 al mes para satisfacer la necesidad de comida.
Según la información que recopila el Instituto, el precio de los tubérculos y raíces disminuyó un 32% entre enero y mayo, el de hortalizas un 31% y el de la carne de cerdo un 13%.
También ha bajado el costo de las frutas y el huevo.
En la reducción del costo de los tubérculos y hortalizas influyó la sobreoferta del producto y en la de la carne de cerdo, la Cámara Nacional de Porcicultores denunció la importación desleal y que se vende a precios bajos.
Los huevos bajaron casi 18% entre enero y abril; no obstante, en mayo subieron 21%.
Luis Mesalles, gerente de la empresa La Yema Dorada, explicó que en los últimos dos años han entrado muchos productores nuevos y por eso hubo una mayor oferta que se trajo abajo los precios.
No obstante, con el incremento de costos (por el alza en el maíz, la soya y los aceites) ahora muchos de esos productores han reducido su oferta y por ello el precio del huevo subió en el último mes.
Dicha baja es un elemento que beneficia la medición de la pobreza, pues del costo de la canasta básica alimentaria surge la línea de la pobreza. El otro indicador son los ingresos, que se miden en la Encuesta de Hogares que se hace en julio
No obstante, este año las variaciones en los precios de los alimentos tendrán un impacto menor sobre la medición de la pobreza, que en años anteriores.
La razón es que a partir del 2010 el INEC varió los parámetros para medir la pobreza al utilizar una nueva canasta básica y reformar la definición de ingresos.
Juan Diego Trejos, investigador de la Universidad de Costa Rica, explicó que para actualizar el valor de la canasta ahora se consideran los cambios en los precios de los subgrupos de alimentos y ya no se valora producto por producto.
“Por eso es que es menos sensible a cambios drásticos de un producto, como el tomate o las papas, que antes pesaban mucho y que podían sufrir cambios temporales muy bruscos. Ahora este se diluye en el grupo”, explicó.
Además, la parte no alimentaria de la canasta antes se ajustaba en función de los precios de los alimentos y ahora no.
Por ello, Trejos espera que las líneas de pobreza se muevan, ahora, en forma más parecida a la evolución del índice de precios al consumidor.