La costumbre del “sábado”, con raíces tan profundas en el Antiguo Testamento, es una excelente recomendación.
Se necesita un descanso, una descontinuación de las actividades habituales, y principalmente, una interrupción de nuestra permanente inclinación a hacer, a modificar, a influir, a construir, a controlar.
El año sabático era algo semejante. Después de cultivar las tierras por seis años, convenía dejarlas en reposo durante un año para que se recuperaran. Lo mismo podría decirse de todas las propiedades comunes. Podría ser económicamente rentable dejar en paz nuestros mares vecinos, un año de cada siete, para que se recuperara la fauna marina. Hoy, dejamos los automotores en paz un día de cada siete gracias a la restricción.
En muchas entidades académicas, se llama año sabático a un año en el cual los académicos se ven liberados de sus trabajos corrientes de docencia, investigación y acción social, para dedicarse, quizá a esas mismas actividades pero en otros contextos o a otras actividades diferentes, sin formularios que llenar, sin horarios que atender, sin exámenes que corregir.
¿Por qué las empresas no siguen esa práctica? Imaginemos trozos de tiempo, que no tendrían por qué ser de un año, en los cuales los colaboradores pudieran elegir actividades que beneficiaran a la empresa y a ellos personalmente. Se puede tratar de un permiso de estudios. De una licencia para terminar el trabajo final de graduación. O de tiempo para hacer una visita reposada, cuidadosamente preparada a la misma empresa en alguna de sus sedes internacionales.
También podría constituir un buen sabático la posibilidad de asomarse a las actividades de otra área diferente dentro de la misma empresa. Imaginemos a los colaboradores de administración y finanzas pasando un tiempo en mercadeo, no con tareas específicas, sino formulando preguntas, aprendiendo y proponiendo ideas frescas con la ingenuidad de quien no pertenece a esa área. Entiendo que esto ya se practicó con éxito hace tiempo en IBM, porque buenos frutos caen del árbol organizacional cuando se lo socollonea.