El índice de precios al consumo en agosto progresó un 0,3% en relación con el mes anterior, según cifras corregidas por variaciones estacionales publicadas ayer.
Impulsada por los precios de la gasolina (subió un 3,9%), la inflación fue un poco más fuerte de lo que preveían los analistas, quienes esperaban el 0,2%.
Las cifras del Gobierno muestran que la inflación se reactivó en los dos primeros meses del verano boreal, tras el retroceso observado durante la primavera.
El alza de los precios fue, sin embargo muy contenida, tal como lo preveía la Reserva Federal.
En efecto, sin tomar en cuenta alimentación y energía, la inflación llamada de base o subyacente fue nula (al igual que en marzo y abril), luego de permanecer en 0,1% y 0,2%. Además, el alza de los precios recayó a 1,1% en base anual a fines de agosto, muy por debajo del nivel deseado por la FED.
“Las presiones inflacionarias siguen siendo insignificantes y la deflación aún es una posibilidad, pero lejana”, explicó Sal Guatieri, economista de BMO Capital Markets.
Los temores de deflación reaparecieron al principio del verano después de la baja de los precios de la primavera y la baja neta de la progresión del empleo privado.