"Hay momentos frustrantes", confiesa sin reparo Paulo César Wanchope. No termina de acostumbrarse a que el analista arbitral sea más figura que el jugador, a que el dirigente insista en jugar a la peor hora, a que las buenas canchas no sean prioridad de los clubes. Lo desanima que el fútbol costarricense se alimente más de polémica, lo que él llama "comida chatarra", en lugar de la discusión en pro del fútbol nacional.
Las críticas en su contra dice aguantarlas. "Yo sé que sobre uno hay una lupa más grande", expresa. Tan solo pide, desea y propone que el análisis gane espacio en medio de la "basura".
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