Johannesburgo (AFP). Un auténtico dilema se presenta para los hinchas que visiten Sudáfrica durante el Mundial de fútbol (11 junio-11 julio), para el que el martes quedará apenas un mes, en un país tres veces más grande que Alemania y donde el transporte en común aún no está muy desarrollado.
Sudáfrica ha invertido 2.600 millones de dólares (1.900 millones de euros) en mejorar carreteras y aeropuertos, construir un nuevo tren y poner en marcha un sistema de autobuses rápidos durante el torneo, aunque los expertos creen que podría no ser del agrado de los 373.000 visitantes extranjeros esperados.
Para desplazarse entre las nueve ciudades-sede, en varios casos separadas por más de 1.000 kilómetros, el avión se perfila como el medio más conveniente.
El coste de los billetes, que había llegado a subir hasta un 215% su precio en los días de partido, ha sufrido una importante bajada después de que las autoridades locales iniciaran una investigación por un posible acuerdo de precios ilegal entre las compañías.
A pesar de los trabajos de adaptación, que en ocasiones van hasta la construcción de una terminal provisional, los aeropuertos de ciudades pequeñas como Port Elizabeth (sur) o Bloemfontein (centro) tienen riesgo de verse saturados.
Los autobuses que unen las ciudades de los partidos podrían ser una alternativa, en un país donde los vehículos personales son muy utilizados y el número de víctimas mortales en la carretera ascendió a 16.000 en el pasado año.
Pero es en el interior de las ciudades donde los transportes provocan mayores preocupaciones. Hasta la caída del régimen segregacionista blanco, en 1994, los transportes urbanos tenían como objetivo separar los barrios blancos de los guetos negros, y dieciséis años después aún se nota esa huella.
"Bajo el apartheid, las ciudades estaban reservadas a los blancos", recuerda Ibrahim Seedat, del Ministerio de Transportes. "Llevará años y constantes inversiones poner en marcha una red de calidad, accesible a todos", subrayó.
Para suplir la falta de una red de transporte público, se desarrolló durante décadas para asegurar el desplazamiento de los negros de los 'townships' una red de mini-buses privados, que actúan de forma autónoma.
Estos últimos meses, un sistema de autobús rápido fue inaugurado en Johannesburgo, Ciudad del Cabo y Durban, provocando el enfado de los conductores de estos taxis colectivos, muy organizados y que han visto amenazado su monopolio.
Recientemente, un ataque contra esos nuevos autobuses provocó la muerte de un hombre en Soweto y en total ocho personas han resultado heridas en ataques contra ellos con armas de fuego.
En Johannesburgo, los visitantes podrán recurrir también a un tren regional rápido y también nuevo, el Gautrain.
Una línea abrirá tres días antes del inicio del torneo para cubrir el trayecto entre el aeropuerto y el barrio de negocios de Sandton, en el norte de la ciudad, evitando así los grandes atascos de las carreteras en horas punta.
Para acceder a los estadios, situados en la parte sur de la ciudad, habrá además buses destinados a llevar a los hinchas.
Un sistema parecido durante la Copa de las Confederaciones en junio de 2009 había rozado el desastre en la provincia densamente poblada que rodea Johannesburgo, pero los organizadores han insistido en que han aprendido la lección y que los errores no se repetirán.