La Sele infantil representó la identidad futbolística del tico en su debut en el Mundial Chile 2015, ayer ante Sudáfrica, ese juego de toque en corto, de conducir la pelota sin complejos, de una jugada de pared y una gambeta cerca del área.
Ganó el duelo 2-1 con ese atrevimiento que identifica al jugador costarricense, pero con la disciplina táctica que exige una cita mundialista.
No podía ser distinto, esta Tricolor Sub-17 representa al país de frontera a frontera.
Desde la gallardía en zaga del siquirreño Pablo Arboine, la velocidad con balón controlado del lateral herediano Luis Hernández, la técnica depurada del mediocampista limonense Jonathan Martínez y la picardía del delantero naranjeño Andy Reyes.
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Aún hay mucho por corregir, pero lo importante es que el talento le da un margen de mejora a Marcelo Popeye Herrera.
En la primera etapa así se reflejó. Los botines de Martínez se encargaron de fabricar el dominio de la Nacional en la medular, con un buen trazo para hilvanar cada jugada y pisar constantemente el área de Sudáfrica.
El primer gol cita cayó bajo esta precisa; una acción de “tome y dame” de Roberto Córdoba con Reyes, quien filtró un pase magistral para que Kevin Masís abombara las redes.
En la construcción, Costa Rica fue muy superior a los Bafana-bafana durante la inicial.
Lo que faltó fue una constancia en el juego para sostener ese rendimiento durante un lapso más prolongado de tiempo.
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Este aspecto suele afectar a los equipos durante su proceso de formación; es parte de la madurez que van adquiriendo los jóvenes con los minutos en cancha.
Y le pasó factura a la Nacional, que en la segunda etapa descuidó su retaguardia y le cedió terreno a los africanos para que tomaran confianza en la elaboración.
La Sele no dejó de fabricar, pero sí perdió la pelota en algunos lapsos del compromiso.
Martínez deambuló y con él gran parte del volumen ofensivo ; el juego por las bandas disminuyó luego del 60’ y Reyes y Masís perdieron protagonismo.
Costa Rica se salvó en tres ocasiones gracias a la mala definición de Khanyisa Mayo, y tras el vendaval, Popeye equilibró el duelo con el ingreso del volante de marca Brandon Salazar.
Para fortuna de la Tricolor , el árbitro pitó como penal una mano inexistente dentro del área.
Reyes no perdonó y con un disparo potente puso el 2-0.
El juego dejó buenas sensaciones, sobre todo si el equipo se dedicar a hacer lo que mejor sabe: apoderarse de la esférica.
Tampoco puede permitir que el rival le penetre tan fácil, pues así descontó Sudáfrica, al 90’.
La Sele volverá a jugar el jueves, frente a Rusia, a las 5 p. m.