En su estreno como maestro de obras de la Tricolor , el técnico, Óscar Ramírez colocó la primera piedra de un proyecto en plena reconstrucción.
La tarea no fue sencilla. El timonel debutó ante una Brasil que dominó el juego de cabo a rabo y no ganó por más gracias a las precisas intervenciones del arquero Patrick Pemberton.
Justo con Patrick, el Macho inició su trabajo.
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El entrenador apostó por un hombre de su confianza para aguantar los embates de un gigante –venido a menos pero gigante al fin– y dispuso de un operativo que le diera seguridad a su naciente obra.
El estratega utilizó un andamiaje acorde a sus necesidades inmediatas: mantener el orden como equipo, cuidarse las espaldas y si era posible, acercarse al área enemiga para buscar el gol.
Lo primero lo logró en buena parte porque la Sele no lució tan partida en sus líneas y se defendió bien, salvo en el tanto rival.
El timonel echó mano de viejos socios en la zaga como González, Duarte y Acosta para resistir los constantes ataques brasileños y perfiló en las bandas a Christian Gamboa, punto alto por la derecha, y estrenó a la brava a Rónald Matarrita, que para ser su debut no desentonó.
Ramírez por poco sale ileso de su intento ya que un solo yerro defensivo terminó por inclinar la balanza del lado brasileño.
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Giancarlo González, infalible la mayoría de las veces, fue presa del corpulento Hulk en la acción del único tanto en el minuto 9.
De lo rescatable fue que la Tricolor buscó salir jugando del fondo, exhibió actitud al pelear por el esférico y respondió a la exigencia de una prueba pesada.
Lo negativo recayó en que dividió muchos balones y se alió a la imprecisión en los servicios.
En lo que no anduvo fina la Mayor fue en la recuperación de la pelota en la mediacancha y la generación ofensiva.
Celso y Yeltsin tuvieron sus más y sus menos en una zona delicadísima. La voracidad de los suramericanos les sorprendió en más de una ocasión y eso provocó que la pelota pasara más tiempo en los pies del contrincante.
Por ahí radicó que Johan Venegas generara poco peligro, lo mismo Marco Ureña, sustituido en el complemento sin mayor sucedo en sus corridas.
Bryan Ruiz sí rompió el molde de sus compañeros pues intentó desequilibrar y ser el referente arriba. Hasta le cometieron un penal y le marcaron un fuera de lugar inexistente que bien pudieron torcer el resultado.
El punto rojo: no tirar ni una sola vez a marco, un detalle de los muchos que quedan por levantar en este equipo en reconstrucción. La primera piedra ya está puesta, levantar la edificación es el gran proyecto a concretar.