Monseñor Ángel San Casimiro recibió la llamada de su amigo de 32 años, Óscar Ramírez, quien le pidió consejo para decidir si aceptaba el puesto de técnico de la Tricolor .
El técnico tenía claro que la oportunidad tenía que tomarla, su llegada en un inicio iba ser para ayudar Paulo Wanchope pero terminó siendo el dueño del timón sin buscarlo.
“Quería ayudar a lo de Paulo, pero Dios puso las cosas. Con monseñor (Ángel San Casimiro) que me llamó, me dijo: 'esas son cosas que se ponen' .Y le dije 'ya estoy claro', son cosas divinas”, dijo Ramírez en la conferencia de prensa de ayer.
El religioso señala que le recalcó que ‘estas son oportunidades únicas. Hay que verlo como un signo de que usted es el indicado. Usted no buscó el cargo, las cosas se dan y hay que tomarlas”.
El sacerdote es una pieza vital en la toma de decisiones importantes del Macho.
En 1982, cuando Ramírez se dio a conocer en los Juegos Nacionales, el dirigente del Herediano Isaac Sasso intentó llevarlo a las filas florenses. “Sin embargo le dije: un momentito, tu vas a jugar en Alajuela”, confiesa el cura.
Once años después el Machillo tomó la decisión de tomar la oferta que le hizo el Deportivo Saprissa. “Si en un equipo no te quieren, como pasó con Iván Mraz, entonces vete. Pasó al Saprissa donde también le dio alegrías a una afición”, explicó San Casimiro.
Llamado a la unión. El sacerdote considera que es necesario que los diferentes actores involucrados en el fútbol empujen hacia el mismo lado.
Ver la Selección de Costa Rica con los colores propios de cada equipo no llevará al triunfo.
“Nadie es un billete de mil para caer bien. Óscar lo sabe bien. Es necesario que exista unión, es lógico que habrá críticas que por estilo, que por otras cosas, pero si al equipo le va bien, le va bien a Costa Rica, a la patria que tanto queremos. Hay que empujar hacia un mismo lado”, explicó el cura.