San Pedro Sula
Quien esperaba ver al Jorge Luis Pinto chocante, dispuesto a confrontar a cualquiera y capaz de polemizar por el más mínimo cuestionamiento, se quedó con las ganas y por el contrario previo a un duelo de dientes apretados ante Costa Rica se topó a un timonel sereno, en su faceta más diplomática y aún avergonzado por un 6 a 0 que le carcome.
La derrota frente a Estados Unidos sacó una versión poco conocida de Pinto, esa de quien no tiene ánimo de caer en discusiones, que prefiere la mesura, hablar poco, responder lo necesario y aguantarse ante los pinchazos verbales de los periodistas.
El timonel de Honduras tenía previsto atender a los medios de comunicación a las 7:30 a. m. este lunes, pero apareció hasta las a las 8:30 a. m., en la sala de prensa del Estadio Olímpico Metropolitano en San Pedro Sula. De inmediato tomó asiento en un recinto abarrotado de comunicadores ticos y catrachos, agarró el micrófono, saludó y procedió de inmediato a expresar su vergüenza por lo ocurrido ante los estadounidenses.
El colombiano se había rehusado a dar declaraciones tras la goleada y aunque a su llegada a suelo hondureño soltó algunas frases, fue hasta este lunes que le puso el pecho a los dardos de los medios.
"Sentimos pena con todos, pero hay una reacción y tiene que hacerse sentir mañana (martes) en un partido importante, difícil y duro. Las ventajas que dimos en unos aspectos técnicos y tácticos no se pueden dar otra vez. Este es un partido que representa muchísimo para nosotros, para la tranquilidad en este camino hacia Rusia 2018", señaló el estratega.
Por espacio de nueve minutos y 28 segundos el timonel de la H aguantó firme, concilió y fue capaz de mantener la calma, pese a que los periodistas locales punzaron profundo y hasta llegaron a tocar el tema de su continuidad en el cargo.
La altísima temperatura del Olímpico nunca nubló al cafetero. Su verbo pausado y armonioso le permitió enfriar el ambiente y mantener su objetivo de huir de los choques, apelar a la inteligencia táctica y sacar un duelo que parecía de los más friccionados desde que asumió el cargo.
"La pregunta (su permanencia en el puesto) me la puede hacer después. Hoy le contesto con mucho gusto del partido. Ponerme a analizar sobre mi futuro o lo que pueda pasar, no. En la cabeza lo que tengo es que hay que ganarle a Costa Rica como sea", agregó.
Pinto tuvo en todo momento sus piernas cruzadas bajo la mesa, escuchó atento y sin hacer gestos de reproche. Eso sí, evitó mirar a los ojos a los comunicadores, apeló a limitarse a dar las explicaciones necesarias y únicamente sugirió a su encargado de prensa hacer una lista para ordenar una conferencia sumamente concurrida.
Sobre su rival de turno, no escondió las fortalezas que le conoce, la peligrosidad de sus figuras y los cuidados que se deben tener. Además, apeló a la reacción de sus futbolistas experimentados, al peso del ambiente del Morazán y al deseo de todos por lavarse la cara.
"Espero una Costa Rica ordenada, el partido que hicieron con México no es malo. Dentro de la características que se manejan en el sistema que ellos conocen muy bien, han evolucionado. Sacando dos o tres jugadores llevan tres años jugando así, han madurado mucho, tienen buen roce, es un buen equipo, siempre le he dicho eso a mis jugadores", concluyó.