Johannesburgo
“Entre toros, fandanguillos y alegrías / nació mi España la tierra del amor. /
Nunca Dios pudo igualar tanta belleza / Y es imposible que pueda haber dos'”
Apenas dio los tres pitazos el húngaro Viktor Kassai una lágrima comenzó a pugnar por salir. Y el inmortal pasodoble brotó del corazón latinoamericano.
Toda la honda raigambre que nos une a la tierra madre afloró a borbotones, se escapó del alma un grito nacido del cariño: ¡Que viva España!
La Copa Mundial tendrá un nuevo campeón. Y si la suerte no es esquiva, debería ser España, esta España que jugando futbol es un pasodoble alegre y pegadizo, que remite a las más bellas tradiciones hispanas. Esta España que archivó para siempre la Furia que tantas derrotas y decepciones le causó y juega a lo grande, a dominar, a gustar, a ganar por el camino más hermoso que el futbol tiene: el toque, la pausa, el amague, la finta, el regate, la solidaridad de todos, la dinámica, porque quien no se mueve no tiene posibilidad alguna de triunfo. Y la marca, porque ningún equipo inocente para la marca puede ganar un campeonato del mundo.
España ha jugado su mejor partido en la historia de los Mundiales y estará el domingo cara a cara con Holanda. No solo ha vencido a Alemania, la ha doblegado, le ha impuesto una superioridad nítida e indiscutible. De cabo a rabo para decirlo en término taurinos. Fue una sólida y paciente tarea de demolición, que pudo ser mayor.
Pedro y el Niño Torres tuvieron de rodillas al toro alemán para clavarle las últimas banderillas y se atolondraron. Por eso el rácano 1 a 0. Pero en el juego fue menos ajustado que en el marcador.
Con seis cracks del Barcelona en el campo, todos en esplendor, no es difícil explicar porqué Alemania abdicó al trono. Impasables Piqué y Puyol en el fondo, genial Xavi en la conducción de todo el andamiaje, astuto Iniesta en el acompañamiento, escurridizo Pedro en el ataque, sobrio Busquets en la contención. Los seis azulgranas fueron el basamento del triunfo español.
Después de sus fantásticas demostraciones ante Australia, Inglaterra y Argentina, Alemania era el candidato no solo para esta semifinal, también para el título. Tiene razón Beckenbauer, “Alemania nunca ha jugado así”, con tal respeto por la pelota, con esta mezcla de marca, juego vistoso y llegada letal al área. Una antípoda de aquellas Alemanias físicas y veloces, arrasadoras solo por potencia y agresividad. Este de Joachim Löw es un equipo que encanta.
Y más allá de la derrota ante una formación superior, la federación alemana debiera extenderle el contrato a este sorprendente entrenador que tuvo aciertos notables con jugadores como Khedira, Ozil, Müller, el arquero Neuer (nobleza obliga: su flojo comienzo nos llevó a desacreditarlo, pero se reveló como un valor capaz de ocupar la valla germana durante años). Un equipo con respeto reverencial por la pelota y de uso eficiente de la misma.
Ejemplar. Fue un partido maravillosamente limpio, con apenas 16 faltas cometidas entre ambos en 95 minutos de juego, sin una tarjeta ni reconvenciones del juez para ningún protagonista. La pelota estuvo casi siempre en juego; debe ser uno de los encuentros con mayor tiempo neto del Mundial. Los 22 se dedicaron a jugar. Ni siquiera hubo una discusión, un roce.
Genio. La prensa española –y Mundial– se empeña en poner a Andrés Iniesta en un pedestal por encima de Xavi, pero este es el gran estratega, el cerebro que mueve los hilos del equipo, del partido, que domina los tiempos, que invita a jugar, a triangular. Siempre tiene decidido el pase antes de recibir el balón, como los auténticos grandes. La figura esencial de España.
Héroe. Si Xavi es el mariscal, Carles Puyol es el titán. Que haya marcado el golazo de la victoria es casi anecdótico. Puyol es un futbolista nacido para disputar finales (esta lo fue, anticipada). Y ganarlas. El día del partido más fiero es el león indomable, invencible. Juega mejor frente a Alemania en la semifinal del mundo que ante el Albacete por la Copa del Rey (sin que se enoje Juan Carlos). Un monstruo que ha demostrado cientos de veces su grandeza.
Fenómeno. Bastian Schweinsteiger. Habría que hacer un compacto con él y pasarles el video a los juveniles que están empezando. Extraordinario es poco. Hace todo bien: marca, juega, pasa el balón, llega al ataque, tiene un despliegue fantástico, está súperconcentrado, toca de primera, le sobran recursos técnicos y anímicos, es inteligente, ganador... Beckenbauer le avisó al Real Madrid: “Que ni piense en él”. Si lo retiene, el Bayern Munich va a pelear todas las Champions en los próximos años. Y tiene para un Mundial más al máximo nivel.
Campeaba noche cerrada, la pelota se enfriaba en el vestuario; era hora de vino y pasodoble. “La gente canta con ardor' Que viva España / La vida tiene otro color' España es la mejor'”